La tristeza de esos ojos azules

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Un nuevo día había llegado, hace veinte minutos que abrió los ojos, pero no se ha movido de la cama.

— como diablos los encuentro, si tan solo hubiera llevado conmigo mi teléfono, pero estoy aquí encerrado, no se si ese tipo sobreviva, pero no quiero estar aquí cuando venga a buscarme, demonios, debí pensar un segundo plan.

Lleva una mano a su rostro y oculta sus hermosos ojos negros, en eso unos toques en la puerta llaman su atención.

— disculpe que lo moleste, pero la señora Chiyo indico que ya está el desayuno, solo usted comerá ya que los demás tienen cosas pendientes.

— ¡Ya voy!

Al  saber que entendieron su respuesta, se levanta sin ánimos, pese a ser domingo, en aquel lugar siempre se levantan temprano, al saberse solo, optó por bajar en pijama, era un juego de verano, por el clima actual, consistía en un shorts  muy pequeño que casi estaba al inicio de sus nalgas, y un polo de mangas cortas eran en tono rosa pastel, en verdad no entendía porque le trajeron esos tonos que no eran de su estilo, dando su resignación. Solo se acomodo el cabello, se colocó las lentillas y salió al comedor.

Bajo por la ancha escalera y paso por la sala, estaba perdido en sus pensamientos, que no pudo ver el juego de llaves, ni la casaca dejada en el sillón. Ingreso al comedor y solo dió tres pasos cuando elevó la mirada y se quedó petrificado, al frente de su persona estaba un rubio vestido de pantalón jeans con unas botas, la camisa naranja hacia juego con su piel y el cabello rubio estaba alborotado, pero eso solo le daba un toque salvaje. Se cubrió un poco su pecho con los brazos, a pesar de tener cubierto su cuerpo, sentía que estaba desnudo y ver al rubio examinando su cuerpo, lo ponía más nervioso.

— veo que tienes más confianza

— yo, yo pensé que, bueno me dijeron que no había nadie

El rubio frunció el ceño

— tranquilo, me cancelaron a último minuto, así que preferí comer algo

El Doncel seguía inquieto

— ya regreso

Giro su cuerpo, pero no dió ni dos pasos cuando él le tomo de un brazo y lo llevo a una silla

— si estás cómodo así, que importa lo que digan los demás

— ¿Pensé que eso te estaba incomodando

El rubio tomo asiento al frente del azabache y luego soltó una gran carcajada

— eres lindo, no te lo niego y verte así  es como .. un lindo paisaje

Ahora fue el turno del doncel ponerse serio

— así que piensas fantasear conmigo

El rubio dejo de lado su sonrisa

— no pretendo eso, solo ser amable, después de todo eres la pareja de mi padre, él es una mierda y no pienso mirarte, no por respeto a él, sino por respeto a mi mismo, que eso te quede claro.

De alguna manera quería decirle que no, que no eran pareja, que no habían sentimientos de por medio, pero eso sería decirle la verdad y aunque sabía que el rubio odiaba a su padre, aún no tenía la confianza de poderle decir sus planes.

— eso espero

Fue lo único que llegó a decir, para su alivio, la anciana junto a la muchacha de servicio llamada Mitsuri llegaron con el desayuno de ambos, el rubio comió y rió ante las palabras de la anciana y el solo siguió viendo esos hermosos zafiros.

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La mañana era tranquila, la paz que reinaba se debía a no estaba ningún jornalero, por eso aprovecho para caminar un poco por todo el lugar, paso por las caballerizas, observo al ganado guardado en los establos, las gallinas paseando en busca de algún gusano, en realidad el lugar le fascina, era todo lo contrario a la ruidosa ciudad, el aire fresco, el cielo tan azul como unos hermosos ojos.

Heridas Del Corazón (M Preg) Narusasu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora