Primera Carta

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La primera vez en que mis ojos te vieron

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La primera vez en que mis ojos te vieron.

 La primera vez que te vi fue lo más bonito que me pudo haber pasado en la vida. Eso creía yo. En el momento en el que no te conocía, eras el hombre ideal, como a cualquier chica que le ocurra, cuando solo se basa en aspectos físicos.

Desde mi perspectiva, te consideré que eras ese joven, humilde, tranquilo, empoderado, amable; en fin, todos los valores que pudiera mencionar encajaban a la perfección contigo, sin conocerte realmente.

¿Quién diría que las apariencias engañan?

"My love", siempre quise decirte así, pero no pude. Aquel día, sentado en esa banca debajo de ese gran árbol de mango, estabas charlando con una persona mayor que vos; resultó ser que era tu padre. Desde lejos podía observar que era la mejor conversación del mundo. Esas carcajadas fuertes me contagiaron en el segundo en él que tú te reías.

No estaba preparada para que, desde el momento que te conociera a fondo, cada parte profunda de tu alma iba a ser encantadora, pero aterradora al mismo tiempo...

No estaba preparada.

Tú ni yo no estábamos listos.

Íbamos a iniciar un juego en el que nadie de los dos estaba listo...

Tú eras el cazador de una forma literaria y yo era la presa que iba a ser cazada; o bien las cosas podrían ser lo contrario.

Querido Kenneth, si me hubieran dicho antes que no eras lo que aparentabas con esa mirada agradable, por nada del mundo me hubiera acercado a ti.

"Mi amor", joder... suena demasiado hermoso.

Era una niña de 15 años que no sabía cómo manejar sus sentimientos con discreción. Mis hormonas estaban bastante alborotadas. Te imaginarás que uno apenas estaba sabiendo cómo manejar todos los cambios físicos y mentales que se hacen presentes sin previo aviso.

Tengo mucho que decirte, Kenneth, ¿por qué tú tienes la versión de tu historia? Yo tengo la mía, donde yo la vivo horrible, bonita, entre otras; donde la más afectada era mi persona, hasta cierto punto, porque yo lo decidí así. Mientras que a ti te daba igual lo que estuviera pasando.

Y sí, podré gastar millones de hojas y acabarle la tinta a todos los lapiceros que tenga en uso o que tenga que comprar muchas cajas, pero algo de lo que estoy segura y de lo que gracias a mi terapeuta podré seguir, es que esto puede funcionar. En muchos casos, esto funciona y en otros no, no dudaré en hacerlo.

Sacaré todos mis sentimientos a relucir cuando no pude hacerlo en el pasado. Con estas cartas podré desahogarme con todo lo que siento... nunca las obtendrás, pero estoy conforme en saber de qué al momento de escribirlas, imagino que las lees y te sentirás culpable... tal vez, no lo sé. Es una pregunta que sé que no tendrá respuesta alguna. 

 

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Sombras de papel: amor en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora