Quinta Carta

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Hospital my new house (Hospital mi nueva casa) 

Desperté del sueño en el que había estado. Desorientada, buscaba en dónde estaba, observaba que tenía una intravenosa, un porta suero lleno de bolsas con medicamentos, varías máquinas conectadas a mí con un montón de cables que me rodeaban. ¿Qué pasó?, ¿Cómo llegué aquí? Me preguntaba mil veces.

Recuerdos flashes llegaron a mi, no eran nada claro, estaba desorientada sobre lo que en realidad ocurrió para que llegará al hospital, cosa que dándome cuenta se había convertido en mi segunda casa, ya que no había ocurrido mucho tiempo en el que había estado en el.

Mientras estaba intentando recordar, en la habitación entraron varios médicos revisando mi estado de salud, todos los médicos, sus caras eran de sorpresa. Una de las doctoras me preguntó: "Cómo te sientes", "Te duele algo en especial", "Puedes hablar, cariño". Dios te juro que quería responder, pero de pronto fui cuestionada con un bombardeo de preguntas, todas relacionadas por cómo había llegado tan mal al hospital.

Kenneth, los médicos salieron luego de ver que estaba bien, pero qué putas había pasado, mi mente no procesaba la información. Mientras estaba en el hospital, entraron dos detectives se identificaron como agentes federales.

Dios, pero qué putas había sucedido para que los Federales me visitaran a mí en particular.

Luego de que me preguntaron si quería que llamaran a mis padres, dije que no porque habían ido de crucero, yo misma me la jugaría sola en la situación en que me había metido. Querido, cuando me confesaron cómo me habían encontrado y me habían mostrado fotos de la escena en el que habían ocurrido los hechos, te lo juro, no lo podía creer, yo ya estaba volviendo a recordar todo.

Llegamos a un acuerdo de reunirnos en un lugar tranquilo, pero me habías cancelado al principio, luego me rogaste de que teníamos que reunirnos porque era importante y yo acepté, estábamos en un bosque pacífico, detrás del bosque se encontraba una carretera principal, transitada por muchos autos, ya que la buya lo delataba, nos dijimos ciertas palabras groseras, y me jugaste una trampa, que habías preparado antes porque tú mismo me dijiste dónde llegar para hablar, caí en ella y me hice unas heridas leves, con mucha sangre, eso sí no eran nada graves en ese momento. No sentía dolor. Y fue ahí donde volví a darme cuenta de que querías jugar el juego malévolo de los dos.

Comencé a defenderme y te golpeé, nos ofendimos, el enojo se apoderó de nosotros, todo ese sentimiento guardado había salido para desahogarse de todo aquello que no habíamos podido mostrar por estar guardado en nuestro interior, estabas sangrando, nos dimos unos golpes simultáneamente y no sé cómo de tanto correr, en un momento comenzamos a ser el cazador y la presa, llegamos a un barranco que daba a la carretera. Parecía como una película de dos personas defendiéndose o salvando sus propias vidas por "X" motivo.

Los dos ya nos sentíamos cansados, pero Dios, solo de imaginar, parecías drogado. No eras tú, él que había hecho todo eso, eras un maldito psicópata y yo también me comportaba como tú. Cuando vi que estábamos en el borde, agarraste algo con punta fina, era un palo de un tronco delgado y me lo clavaste en mi estómago sin remordimiento. Me dolió como nunca me había dolido algo en mi vida. Yo no iba a permitir que solo tú me lastimarás y disfrutarás de felicidad, entonces con mucha valentía me quite el palo lleno de sangre y te lo clave dos veces con todo el enojo de mi vida. Mientras yo me desangraba. Y no solo eso, recuerdo perfectamente que vos y yo nos estábamos desangrando simultáneamente, te jalé conmigo para que cayéramos del barranco. Los dos rodamos barranco abajo, yo ya podía morir en paz pensaba en mis pensamientos.

Cuando llegamos a la carretera, unos autos nos atropellaron aún peor. Luego vieron nuestras heridas y llegaron todas las personas a nuestro show. Los forenses, porque al principio pensaron que estábamos muertos, pero vieron que aún teníamos pulso, al ver eso de inmediato llamaron a las ambulancias, criminalistas, policía, gente desconocida y canales de noticia de varias partes del país y no digamos la cantidad de periodistas que se encontraban en la zona que la policía les permitió estar, antes de la cinta que decía "no pasar". Ya que no podían estar en la zona acordonada, por qué la escena en dónde quedamos antes que llegarán los paramédicos estaba siendo investigada parte por parte

Todo lo que había sucedido llegó a mí, detalladamente. Pregunté por ti. Los detectives me habían dicho que ya estabas despierto y que en tu declaración, mencionaste que alguien nos atrapó en el bosque y nos hizo pasar por esa pesadilla, corrimos por nuestras vidas y terminamos en una carretera que los dos fuimos consciente que un auto nos atropelló y nos salvó la vida, porque si no hubiéramos terminado muertos de todas formas.

Cuando estaba en esa cama de hospital, los federales, comentaron que solo un psicópata pudo habernos hecho pasar por esa terrible situación. Si supieran que los dos habíamos sido los psicópatas de nuestras propias heridas.

Y reflexioné qué... Por primera vez tenías razón en algo y teníamos que involucrar a una tercera persona ficticia. Si decíamos que habíamos sido vos y yo, estuviéramos siendo investigados y esposados. Pero no íbamos a acabar nuestro juego tan rápido, aún faltaba mucho por hacer, por divertirnos. Y de ahí me di cuenta de que vos y yo no solo nos convertimos en psicópatas, sino que nos volvimos obsesivos el uno con el otro.

Y esa fue la razón por la que nos habíamos convertido en unas personas tan distintas que la sociedad desconocía a partir de hoy.

Algo estaba segura, tenía que ver cómo plantaba o despistaba a los federales en el caso que habían creado sobre el nombre que habían apodado "El psicópata de la montaña".

Y mientras solucionaba eso, también iba a disfrutar mis vacaciones en mi nueva casa de manera literal, el querido y apreciado hospital. Dos cosas esenciales: vos y yo estaríamos semanas, ya que los doctores habían dicho que por lo menos iba a estar uno o dos meses en el hospital por nuestras heridas. En ciertos momentos nos queríamos y en otros nos odiábamos. Mientras mis padres estaban en su crucero de viajes, yo iba a comenzar a jugar mi siguiente jugada en nuestro propio tablero de ajedrez. 

 

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Sombras de papel: amor en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora