Novena Carta

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Sentimientos confusos

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Sentimientos confusos

En esta vida siempre hay muchas cosas que nos sorprenden, pero siempre dicen que después de la tormenta sale la luz o el arcoíris.

¿Sabes? Cuando Carla iba leyendo la carta que había recibido, muchos sentimientos vinieron a mí, todo era muy confuso. ¿Por qué? Porque no podía creer cada una de las palabras que habías escrito. Al principio imaginé que todo era con un propósito en mente o que simplemente estabas diciendo la verdad por primera vez.

El voto de duda estaba en modo activado...

Cada palabra escrita en esa carta la analicé con detenimiento. Eras un maldito porque ya sabías desde hace mucho donde vivía, el día de mi cumpleaños fuiste tú quien me mando era ramo de flores bonitas junto con el sabor de tarta favorito, eras un verdadero maldito. No tenía idea de como llegaste a saber en donde vivía, pero eso lo iba a averiguar más adelante. Si te soy sincera, me sorprendió el hecho de que hayas mencionado que yo era la causante o la cura a esa parte de tu imperfección (lo consideré absurdo, pero estabas en tu momento poético y no te juzgaba). No te juzgo, también hay algo en lo que no estoy de acuerdo contigo y es que todo lo que hicimos meses atrás, ninguno de los dos fue capaz de poner un alto a la situación; también el hecho de que estuvieras en un psiquiátrico. ¿Tanto fue el daño, para llegar a ese extremo? Porque yo no llegué a ese punto con honestidad, estuve mal y lo admito.

Estaba a una semana de cumplir ocho meses, fueron demasiado encantadores, pacíficos, los cuales me ayudaron a reflexionar muchas cosas; a sanar conmigo misma, permitirme enfocarme en un proyecto que solo lo consideraba como una idea más de mi cabeza. Mi estancia en New York no iba a ser permanente, aunque me hubiese encantado.

Quería pensar que todo lo que ocurrió en Colombia solo fue un sueño nada más, pero eso no es así, lamentablemente solo existe en cuentos y novelas. Mi realidad era distinta, era simple y sencilla; tenía que volver a Colombia y tratar de regresar a lo que antes consideraba un ambiente normal.

Esto no estaba planeado, pero desde ese momento que leí esa carta, había tomado la decisión de irme de inmediato. Regresar a enfrentar a mis demonios, aquí se cuestionaba la siguiente pregunta ¿Cómo se supone que uno vuelve a enfrentarse con una persona que dice que ya no es la misma y que con todo corazón hizo un cambio por propio bien?

No lo sé, me pareció bastante sospechoso, total que podía pasar si los dos terminábamos en un manicomio, medicados las 24 horas del día y separados en áreas diferentes. Mientras tanto, consideraba que esa idea podría llegar después de un buen tiempo, aún no era requerido utilizar esa idea de terminar en un manicomio para terminar con todo de una sola vez. La vida está llena de sorpresas.

¿Tú qué crees, Kenneth? 

Antes de regresar a Colombia, iba a responderte la carta que habías enviado, para que llegará justamente el día que yo aterricé en Bogotá, primero te llegaría la carta y después mi noticia de que yo había llegado de nuevo a Colombia.  

  

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Sombras de papel: amor en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora