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—¿Estás bien? –preguntó Spider a la persona que se redujo Anaïka, un cuerpo hecho bola en un rincón de la habitación en penumbras que incluso con esa poca iluminación lograba ver sus heridas y cicatrices.
Dudó por un segundo si ese cuerpo inerte estaba vivo, pero tras checar su pecho subir y bajar al compás de su respiracion se alivió de pensar en que se había reunido con Eywa.

Anaïka no respondió, ni siquiera lo miró, bastante ida y sedada por su propia mente como para siquiera escuchar lo que le decían.

Y de cierto forma Spider tampoco esperaba una respuesta, el aspecto de Anaïka le daban ganas de llorar y hacia que creciera la rabia dentro de él por lo que Quaritch se atrevió a hacerle a la pareja de Neteyam.

"No puedo ni imaginar qué pensara Neteyam cuando la vea" pensó el humano, y eso si es que llegaba a verla antes de que muriera, dado su estado clínico.

Antes de intentar levantarla o traerla de vuelta de su mundo la puerta se abrió de golpe, siendo Quaritch quien entró por dicha puerta y se dirigió directamente hacia donde estaban.

—Spider ve a la cabina, dejaremos a ésta na'vi en el camino –le ordenó el na'vi mayor sin molestarse en voltear a verlo.

—¿Que harás con ella? –preguntó apretando los dientes, ya había aguantado demasiados tratos de su "padre" y se estaba hartando de todo el maltrato y tortura que había ejercido hacia Anaïka.

Y eso que el humano no se había enterado de que Lyle Wainfleet había abusado de ella.

—No te incube, humano –dijo simplemente, cortando la conversación para acercarse al cuerpo de la chica y tomar el rostro de Anaïka para alzarla por encima de su rostro, inspeccionando el aspecto demacrado y jodido que tenía la hembra.

—¡Suéltala, déjala ir! –gritó Spider desesperado, ya era suficiente lo que había visto, no podía seguir viendo todo lo que le hacían a Anaïka y sentir esa impotencia de no poder enfrentarlos directamente.

—La dejaremos ir –contestó sin emoción el coronel, soltando el rostro de Anaïka, provocando que caiga al suelo, emitiendo un sonido seco, su cadera probablemente no sanaría si la siguieran azotando de esa forma contra el suelo. —Ya no nos sirve.

Quaritch se alejó de ella rumbo a la salida, con Spider siendo empujado por él, y después de ver que la figura del humano haya salido del cuarto frenó antes de irse de ahí y volteando con una de las sonrisas más asquerosas y repugnantes que Anaïka había visto en ese na'vi le habló.

—No nos la dejaste nada fácil, tienes buena resistencia –la elogió, pero Anaïka sólo se encogió en su sitio. —Por cierto, el cabo Lyle le manda saludos –escupió con burla, haciendo que el cuerpo de Anaïka temblara el doble de lo que usualmente hacia y la risa de Quaritch resonara el doble.

𝙁𝙤𝙪𝙧𝙩𝙝 𝙊𝙛 𝙅𝙪𝙡𝙮 - Neteyam SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora