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Anaïka

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Anaïka.

Con solo pronunciar o pensar en ese nombre dibujaba una radiante sonrisa en el rostro de Neteyam Sully.

Que no era un secreto para nadie en el clan Omaticaya que el primogénito de los Sully y futuro Olo'eyktan del clan estaba enamorado hasta las trenzas de Anaïka.

Una simple cazadora del clan Omaticaya y de quien Neteyam tenía la mira puesta desde los 10 años.

Anaïka y Neteyam solían jugar a menudo de pequeños, cuando el mayor de los Sully se cansaba de jugar con sus hermanos recurría a Anaïka, pues ella siempre lo hacía reír y se sentía mejor cuando pasaba tiempo con la fémina.

Solían escabullirse en las noches cuando ambos crecieron y los días y tardes de juegos se convirtieron en lecciones para volverse aprendices y posteriormente tomar el rol que les correspondía. Él como futuro Olo'eyktan y ella como futura cazadora.

Conforme maduraban y su concepto de amistad paso a tornarse extraña, empezaron a poner en duda su definición de amistad y quizá ahora sentían algo más.
Algo como la atracción.

Neteyam se iba dando cuenta que el cuerpo de Anaïka iba cambiando, sus pechos empezaban a ser notorios, sus caderas se iban tornando gruesas y su redondo trasero llamaba su atención cada que ella caminaba o corría tras él cuando jugaban a atraparse la cola.

Estaba sintiendo atracción.

Ya no la veía como una amiga, la reconocía como una hembra del clan Omaticaya, no podía verla de la misma forma en que veía a una amiga simplemente.

Un día todo se desató, una escena de celos por Tarsem, un rival na'vi que tenía posibilidades de ser de los superiores entre los guerreros a pesar de su corta edad, la misma que Neteyam, y a pesar de que al primogénito Sully no le interesaban los puestos ni rangos lo cierto es que cierto orgullo y dignidad como macho y futuro Olo'eyktan no le gustaba que Tarsem alardeara, a ojos de Neteyam, con Anaïka sobre sus hazañas en combates y sobre qué sobrevivió con éxito al rito del Uniltaron.

Un rito que realizaban los aspirantes a guerreros y que debían pasar para convertirse en verdaderos na'vi y tomar dicho puesto.

Pero al declarar su profundo amor por aquella cazadora que lo cautivó desde que tuvo conciencia se llevó la grata sorpresa de que sus sentimientos eran correspondidos de igual manera.

Y aunque ambos Omaticaya aún no se hayan unido ante Eywa, estaban seguros de sus sentimientos y los del contrario, por lo que esperaban el momento en el que las cosas con la gente del cielo se calmaran para sellar su amor.

Los lugares favoritos de ambos se alternaban entre las montañas Alleluyah y la cascada en el bosque. Pero Neteyam prefería siempre ir a las montañas flotantes. Era más romántico.

Aunque últimamente salían menos seguido y era rara la vez que iban solos, por lo que con dificultad Neteyam tenía oportunidad entre sus obligaciones de futuro Olo'eyktan y entre misiones para contraatacar a la gente del cielo, para ver a Anaïka.

Pero él siempre buscaba un espacio en su día para verla o hablar aunque sea unos minutos, o se escapaban en las noches que no acababan tan agotados por sus actividades, como esa misma noche.

Neteyam no podía dormir, pues a la mañana del otro día habían planeado un ataque hacia las personas del cielo y estaba nervioso, pues a pesar de que su amada era cazadora tendría que ir con el grupo de guerreros para ayudar con el cargamento que, según estaban informados, al día siguiente llegaría en un tren y el hecho de que ella sea parte de la misión lo preocupaba más.

—¿Que tanto me miras, Neteyam? – cuestionó Anaïka, fastidiada del comportamiento del macho hacia ella, había estado actuando raro desde que salieron del campamento hacia otra montaña flotante y tenía curiosidad sobre qué era lo que robaba el sueño de su amado.

—Mañana yo estaré patrullando en el cielo con Lo'ak, no sé que pasara en tierra pero no quiero que te suceda nada, prométeme que te cuidarás, Anaïka –suplicó, con miedo reflejado en su semblante.

—Lo prometo Tey, puedes estar seguro y tranquilo que no dejaré que me pase nada – le aseguró con una sonrisa radiante.

—Tienes unos lindos ojos, Anaïka, resaltan tus facciones y tu sonrisa preciosa –soltó el comentario, embobado por el rostro de la hembra, intentando cambiar el tema para evadir la presión en su pecho ante la sola idea de pensar que podría pasarle algo. —A veces me pregunto por qué elegiste ser cazadora.

—Alguna vez soñé con volverme guerrera, Tey, pero no tenía las cualidades para ser una, así que preferí quedarme como cazadora y simplemente salir a buscar comida para el pueblo –relató Anaïka mientras el chico recostaba su cabeza en las piernas de la contraria, acomodando su cuerpo y relajándose.

—Serías una hermosa y fuerte guerrera Anaïka –la elogió, y estaba seguro que así hubiera sido.

—No podría, no soy buena en los combates, me ganarían con facilidad –se excusó, pero una parte de ella, en el fondo si hubiese querido luchar para tomar un lugar en el grupo de los guerreros

—Aunque una parte de mi le hubiera gustado verte montando un ikran, lo cierto es que otra parte de mi se alivia que no seas una guerrera y puedas estar a salvo simplemente cazando para el pueblo, no quisiera que te suceda nada –reflexionó Neteyam.

Anaïka rió mientras negaba con su cabeza, recargando su cabeza en una de las rocas donde se recostó y cerró un rato sus ojos, deseando que no amaneciera y poder quedarse con Neteyam en sus piernas, durmiendo.

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Palabras obscenas, mención de abuso sexual, escenas de lesiones y demás. Se recomienda discreción y leer bajo su propia responsabilidad.

● Para conveniencia de la trama y por mi bien, la edad de Neteyam y Anaïka será de 17, Lo'ak, Kiri, Ao'nung y Tsireya tendrán 16, y Tuk'tirey tendrá 8

𝙁𝙤𝙪𝙧𝙩𝙝 𝙊𝙛 𝙅𝙪𝙡𝙮 - Neteyam SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora