Capítulo 6: Té con pastas

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Otro día más en la pescadería de Antonio. Es muy agotador estar ahí atendiendo, y más con un jefe muy exigente; al menos Berta es comprensiva conmigo: sabe que soy joven e inexperta, así que no me mete caña ni nada similar.

Ya siendo las siete de la tarde voy dirección a mi piso. Está vez decidí subir las escaleras para hacer algo de ejercicio.

Al llegar al primer piso escuché una de las puertas abrirse y pasos. Me quedé quieta y giré mi cabeza hacia el ruido: era la marquesa, vestido muy a la antigua y con joyas que deben de ser muy caras... o eso creo.

Victoria: Buenas querida.

Leire: Buenas...

Victoria: Por lo que he oído eres mi inquilina.

Leire: Si, supongo.

Victoria: Me alegra tener a una persona cuerda en mi otro piso, y no a un demente que la esté liando como el pescadero, ese tendría que estar en un psiquiátrico, pero no... está aquí, en un edificio de clase alta amargando la vida a los demás e intentando hacer que la excelente presidenta que tenemos dimita. ¡Es inaudito!

Leire: Algo he oído...

Victoria: Te invito a pasar a mi hogar a tomar el té con pastas.

Leire: Oh... es que no soy mucho de té.

Victoria: no importa... te puedo dar de beber cualquier cosa.

Leire: Está bien...

Victoria: Ahora no puede ser porqué Logi tiene que limpiar la casa, así que mañana a la hora de desayunar te invito.

Leire: Está bien... gracias.

Victoria: Y como hacen todos mis invitados, trae tu las pastas. Es una tradición de la realeza.

Leire: Eh... vale.

Después de despedirme de ella subí hasta mi piso y entré a casa. Yo mañana no tendría tiempo antes de ver a la marquesa para comprar las pastas, así que decidí ver si tenía algunas en el armario de la bollería industrial.
Por suerte había una caja del Mercadona de pastas sin abrir. Lo dejé encima de la mesilla del salón para no olvidarme.

Al día siguiente fui a vestirme e ir a por la caja, para después irme donde la marquesa medio dormida. No me dijo hora concreta, pero como era una persona mayor pensaba que estaría bien a las ocho de la mañana.

Piqué el timbre y enseguida abrió Logi. Me invitó a pasar y a sentarme en el sofá. Dejé las pastas en la mesilla y esperé a que viniera la marquesa.

Minutos después salió como si estuviera feliz de la vida... muy teatrero todo.

Victoria: Oh querida Leire, veo que has llegado temprano, eso es digno de admirar.

Se sentó en el sofá y miró las pastas con ojos como platos.

Leire: Sé que no son de una panadería de alta clase, pero es que no tenia tiempo de comprar algo.

Victoria: Tranquila cielo, igual están buenas.

Seguidamente Logi trajo una taza de té a la marquesa.

Victoria: ¿No quieres beber algo querida?

Leire: Eh... café descafeinado con leche.

Logi se fue entonces a la cocina, y minutos más tarde ya traías taza de café con leche, pero para ese entonces la marquesa se acabó medio paquete.

Mientras bebía el café, veía la decoración del piso: intentando parecer lo mejor posible a una casa de estilo victoriano, colores muy antiguos... Yo no viviría aquí.

Victoria: Vivo aquí desde que murió mi querido esposo. No podía quedarme en nuestra casa de campo por los recuerdos nostálgicos que me traían. Así que decidí venir al centro. Por lo que he oído estás estudiando.

Leire: En septiembre empiezo la universidad.

Victoria: Está bastante bien. Hay que formar a las personas del mañana.

Ella ya se había acabado las pastas, y solo me dejó dos. Las comí, y ella se levantó del sofá.

Victoria: Bueno querida, un placer haber compartido un momento contigo. Puedo ver que eres buena niña.

Leire: *me levanto del sofá* Si.

Victoria: Y te daré un consejo muy importante, sobre los vecinos básicamente.

Intrigada la miré esperando la respuesta.

Victoria: Si quieres permanecer cuerda en este lugar, no te juntes con los del interior, solo júntate con la presidenta y conmigo, créeme, somos las más cuerdas.

Leire: Eh... ya...

Victoria: Hasta podría concretar quedadas entre las tres: la anciana, la dirigente, y la inexperta. Ahí veo el grupo que necesitamos para pisarles los talones a los montepinarianos.

Leire: Supongo.

Nos despedimos y me fui.

Al llegar a casa no sabía que hacer: formo parte del grupo de los "montepinarianos" (según como dice la marquesa), pero las que son "las malas de la película" quieren que esté en su grupo. Sería jugar a dos bandas.

Sabiendo que me caen mejor los otros, decidí escribir un mensaje al grupo para decirles la propuesta de la marquesa.
Al decir eso, muchos del grupo reaccionaron, y Doña Fina convocó una reunión de urgencia en casa de Menchu mañana.

"La más normal" || La Que Se AvecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora