"La más normal" || La Que Se Avecina

Capitulo 13: Planes y nuevos

Mientras enviaba el mensaje de voz al grupo de Contubernio, mi mente estaba inundada de pensamientos. La situación con la marquesa y sus planes ocultos, sumados a las advertencias de Greta, me hacían cuestionar todo lo que estaba sucediendo en el edificio.

Después de enviar el audio, las respuestas no tardaron en llegar. Algunos vecinos expresaban su preocupación, mientras que otros, como Fermín, respondían con un humor ligero, intentando restarle gravedad a la situación.

Fermín: "¡Vaya, vaya, nuestra Leire convertida en espía! 😂 ¡Cuidado con la marquesa, que es astuta!"

Mientras leía los mensajes, una nueva idea comenzó a formarse en mi mente. Quizás había llegado el momento de actuar de manera más estratégica, utilizando la información que tenía para proteger a los vecinos y contrarrestar los planes de Victoria.

Leire: Gracias a todos por el apoyo. Creo que es hora de que planifiquemos nuestros próximos pasos. ¿Alguien está dispuesto a reunirse y discutir esto más a fondo?

La reunión se programó para un sábado por la tarde en el piso de Agustín. A medida que los vecinos iban llegando, se palpaba una tensión nerviosa en el ambiente. Amador, intentando ser el mediador, comenzó la reunión con un tono conciliador.

Amador: Gracias a todos por venir. Sabemos que la situación con la marquesa es tensa, pero tenemos que mantener la calma y pensar en soluciones.

Agustín: ¿Calma? ¡Esa mujer está arruinando nuestra convivencia! Necesitamos acciones contundentes.

Fermín: ¿Y si le damos un susto? Nada peligroso, solo algo para que nos tome en serio.

Maite: No podemos arriesgarnos a que se vuelva en contra de nosotros de manera más agresiva. Debemos ser inteligentes, no como otros.

Al acabar de decir eso miraba a Amador de manera fría.

Antonio: Podríamos recopilar información comprometedora sobre ella. Así tendríamos algo con qué negociar. ¡O sino... 800.000 voltios recorrerán su cuerpo de anciana demente!

Berta: Pero, ¿no es eso ilegal? No podemos caer en su mismo juego.

Menchu: ¡Ya basta de jugar según sus reglas y las de la sociedad! Debemos mostrarle que en Contubernio no nos dejamos intimidar.

Bruno: ¿Y si intentamos hablar con ella primero? Quizás podamos llegar a un acuerdo sin recurrir a métodos extremos.

Fina: ¡Pianista, no seas maricón y lucha por tus derechos como vecino!

La discusión continuó con diferentes opiniones y planes, algunos más radicales que otros. Al final, se acordó formar un equipo de investigación para descubrir los puntos débiles de la marquesa y, al mismo tiempo, fortalecer la unidad entre los vecinos para estar preparados para cualquier eventualidad. Y asi acabó la reunión.

Al día siguiente, el edificio de Contubernio se vio invadido por una nueva energía con la llegada de dos nuevos vecinos, Cristina y Martín, junto un bebé. La pareja se mudaba al piso que quedaba de los interiores, un espacio que había estado vacante durante mucho tiempo.

Amador: ¡Hola! Soy Amador, uno de vuestros vecinos. ¡Bienvenidos a Contubernio!

Cristina: Muchas gracias, somos Cristina y Martín, y esta es nuestra hija, Lucía. Estamos contentos de empezar nuestra vida aquí.

Martín: Esperamos no causar muchas molestias con la mudanza. Estamos encantados de formar parte de esta comunidad.

Mientras tanto, Fermín se cruzó con Maite en el ascensor llegando al patio.

Fermín: ¡Mira, tenemos carne fresca en el edificio! ¿Crees que sabrán en lo que se están metiendo?

Maite: Espero que no se vean envueltos en los problemas con la marquesa. Sería una putada que su bienvenida se viera opacada por la amargada esa.

Antonio y Berta, que también habían ido para chismosear, se acercaron a la puerta del piso de la nueva pareja.

Berta: Si necesitáis algo, no dudéis en pedirlo. Aquí en Contubernio somos una gran familia.

Fina: Sobretodo eso último *riéndose*.

Menchu, al escuchar el alboroto, se acercó curiosa.

Menchu: ¿Nuevos vecinos? Espero que tengáis un carácter fuerte. Con los tiempos que corren en este edificio, lo vais a necesitar.

Fina: Seguro que al mes tendréis ganas de iros de aquí.

Martín: Todo será mejor si es lejos del pueblo donde hemos estado...

Mientras los vecinos ya se iban a seguir con lo suyo, Maite, con su conocida habilidad para el chismorreo, no perdía la oportunidad de informar a los nuevos inquilinos sobre las últimas noticias del edificio, especialmente sobre la marquesa y sus planes.

Maite: Deberíais de  tener cuidado con la marquesa. Tiene toda una historia en este edificio y nada buena.

Cristina, algo abrumada por la avalancha de información, sonreía educadamente mientras trataba de seguir el ritmo de Maite. Martín, por su parte, parecía más interesado en conocer sobre los demás vecinos y la dinámica del edificio. No quería tener el riesgo de convivir con personajes similares a los de Peñafría.

En el piso de Agustín, Fermín y él discutían sus propias teorías sobre la llegada de los nuevos vecinos.

Fermín: No es por echar mierda ni nada, pero quizás sean aliados de la marquesa, o si no puedan unirse a nuestra causa contra ella.

Agustín: Lo importante es mantener la comunidad unida. Si ellos son razonables, no deberían tener problemas.

Mientras tanto, la marquesa Victoria observaba desde su ventana, pensativa sobre cómo estos nuevos inquilinos podrían afectar sus planes y el delicado equilibrio de poder en el edificio.

Victoria: Logi, vecinos nuevos.

Logi: Pues regalo de bienvenida no tenemos.

Victoria: ¿Quién ha dicho regalo de bienvenida? Son de los interiores, además... una marquesa nunca da un regalo de bienvenida a plebeyos.

Logi: Pues usted nunca ha recibido alguno.

Victoria: Porque no voy a las cenas y reuniones que me invitan, como la de mi queridísima amiga y estimada María Paula del Mar Lanzarón-Dos Sicilias, marquesa de Requena, y prima tercera del rey emérito Juan Carlos I, de Borbón y Borbón, que a su vez fue otro de mis amores de juventud.

Logi: Ya ya... yo seguiré limpiando la cocina.

Victoria: Que inculta estás cada día.