Capítulo 4: El caviar dorado

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Ya llegó mi primer día como trabajadora en Mariscos Recio. Para resumir: entré, Berta me enseñó la pescadería y la mercancía, el nombre de los mariscos y pescados, y estuvo contándome cosas de su vida.

Cerca del mediodía Berta me dijo que tenía que irse un momento a casa para planchar la ropa, así que me quedé sola, porque Antonio estaba buscando en restaurantes clientes.

Estaba viendo dentro del almacén los diferentes tipos de pescados, y vi una caja de cartón con cinta adhesiva. Berta no me dijo que era lo que contenía dentro, así que supuse que era algo más importante a nivel de marketing, lo que no sabía era el porqué dentro de un lugar tan frío como este.

Decidí volver al mostrador a trabajar con los pedidos de las marujas del barrio, cuando entró una cara conocida: era de una mujer pequeña, rubia de pelo corto, y que tenía puesto un vestido azul con delantal blanco. Me sonaba bastante de verla el otro día en la discusión e irse con la marquesa, así que lo más probable es que fuera la sirvienta de ella.

Cuando acabé de atender a las marujas pude estar con la mujer. Lo primero que me dijo era que si había llegado ya el caviar. Fui a revisar el almacén y no veía nada de aquello, pero insistió en que volviera a revisar el almacén, ya que se supone que tendría que haber llegado el sábado, es decir, anteayer.
Cuando volví a entrar al almacén no pude quitar la mirada de la caja grande que había sellada. Lo primero que pensé era que seguramente lo de dentro sería el caviar, pero no sabía si arriesgarme a abrirla o no. Cuando la mujer volvió a llamarme, rápidamente fui a por un cuchillo y abrí la caja, y era lo que me imaginaba: caviar.

Llevé un paquete donde la mujer, que me dio lo que costaba sin reproche y se fue.

Minutos más tarde entraba Antonio modo serio a la pescadería, supongo que no habría tenido una buena mañana. El pescadero entró al mostrador y me miró.

Antonio: ¿Cómo va la caja?

Leire: Pues llevamos 60€.

Antonio: Arg... malditas viejas, siempre compran lo más barato... *mira alrededor suyo* ¿y Berta?

Leire: Yo la vi salir, dice que se iba a planchar ropa.

Antonio: Bueno, mientras no se vaya a misa que tarda más mejor.

Antonio entró serio al almacén y pegó un pequeño grito. Yo ya estaba sospechando de que era la caja que abrí, así que con algo de miedo fui allí a ver que ocurría.

Leire: ¿Qué ocurre...?

Antonio: ¿Pero que demonios hace la caja abierta...? Y aquí falta un paquete de caviar.

Leire: Es que había una mujer que me pidió caviar, y como no sabía donde estaba abrí la caja y le di el paquete...

Antonio: ¡Ah...! ¿Y porqué haces eso? Este caviar era para un concurso que tenía en mente Berta.

Leire: ¿Cómo concurso?

Antonio: Recuerdo que esa idea ha sido de Berta, es una idea muy pésima pero no me ha quedado otra porque tiene el 50% de la empresa: se trata de un sorteo entre los vecinos de la comunidad, quien consiga el paquete de caviar dorado ganará 300€.

Leire: Ostras...

Antonio: Berta lo hace, supuestamente, por motivos de marketing y para que los vecinos tengan una buena visión de nosotros. Pero seguro que en realidad es por caridad, y para que al menos prueben uno en condiciones.

Leire: Lo siento mucho, no sabía que era para un concurso, Berta no me dijo nada.

Antonio: ¿A quién le has dado el caviar?

"La más normal" || La Que Se AvecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora