Capítulo 7: Gala de duques

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Ya llega sábado, por fin puedo descansar de tanto trabajar en la pescadería. Es que cargar cajas de mariscos, atender a las marujas que están media hora eligiendo que van a comprar, y soportar al pescado de mi jefe cansa y mucho.

Disponía a prepararme macarrones con queso porque estar comiendo comida precocinada cada día ya cansa.
De repente sonó el timbre. Para que no viera que estaba en pijama me puse una bata y abrí la puerta, era Antonio.

Antonio: Leire querida.

Leire: ¿Ocurre algo?

Como me diga que hoy tengo que hacer horas extras lo mato.

Antonio: Verás, sabes que como vecina mía que eres te aprecio. En fin... he recibido una carta de la Familia Real Británica, del rey Carlos III en concreto, invitándome a una cena de gala en el Palacio de Windsor. Como ya sabrás, tengo el título de duque de Thrumbledorn, así que de alguna forma formo parte de la aristocracia de Gran Bretaña.

Leire: ¿Eso que tiene que ver conmigo?

Antonio: Berta no puede ir conmigo allí porque se tiene que encargar de la pescadería, así que como acompañante he pensado en que te interesaría venir conmigo.

Leire: ¿Cómo sé que no es una broma o engaño? He oído de los vecinos que eres muy engañoso.

Antonio: Sabes como son los vecinos. Además, está escrito con pluma, eso es que es de gente de bien.

Leire: ¿Y yo qué gano con esto?

Antonio: Pues el respeto de la familia real, posiblemente allí te enamores de un inglés, o solamente veas mundo.

Leire: Vale acepto...

Antonio: Estupendo, mañana a primera hora saldremos hacia Londres, tengo los billetes, que me han costado... pero bueno, la realeza es lo primero.

Leire: ¿Has comprado los billetes? Pensaba que estaba incluido en la invitación.

Antonio: Lo he de pagar yo para que se vea que tengo estatus y que me puedo permitir ir a la gala. Como se nota que no sabes nada sobre el mundo de la realeza.

De ahí se fue bajando las escaleras.

Cerré la puerta y estuve pensativa: obviamente lo de la cena de gala será una invención suya para alguna cosa, pero a la vez puede que sea cierto, ya que el tiene el título de duque, su supone que los duques, marqueses, condes... se les puede invitar a estas cosas.

Ya veré que ocurrirá mañana.

•••

Veo que Antonio me está esperando abajo con su maleta. Yo traía una normalita para al menos cuatro días.

Cogimos un taxi y fuimos para el aeropuerto. Embarcamos en el avión y nos dirigimos al aeropuerto de Londres.

Al salir vimos que estaba todo repleto de los típicos taxis negros antiguos, y que había bastante gente.
Vi que Antonio estaba viendo un mapa de esos antiguos para ver donde estábamos.

No creo que eso nos dé mucho resultado, y menos si no conocemos los barrios y alrededores de la capital.

Leire: ¿Dónde nos alojaremos?

Antonio: He encontrado ayer en Google un hotel de 4 estrellas cerca de Windsor.

Leire: ¿Habrá forma de llegar ahí?

Antonio: En tren o bus ¿no?

Como no sabía que responder procedí a abrir Maps en el móvil para comprobar.

En unos momentos pude ver que teníamos que coger metro, y de ahí un tren. La cosa es que llegaríamos una hora y cuarto más tarde, pero mejor eso antes de llegar más cansados a la cena mañana.

Dicho y hecho, fuimos para Windsor. Al bajarnos del tren en nuestro destino, fuimos donde un taxi, que nos llevó al hotel ese que dijo Antonio.

Por suerte mía estábamos en habitaciones separadas. Digo suerte porque según los comentarios de los vecinos, Antonio es una persona muy obsesionada con las putas, y que siempre quiere verle los pechos a la que vea por ahí.

Agotada del viaje me dispuse a prepararme para dormir después de haber cenado algo en la zona de restauración.

A la mañana siguiente ya estaba lista con un vestido de gala que tenía. Al salir de la habitación vi que Antonio también estaba elegante.

Cogimos un taxi y Antonio al entrar le dio la invitación con la dirección del palacio. Tampoco es que me resulte difícil decirle al taxista que es al castillo pero bueno, por algo será.

Nuestro hotel no estaba tan lejos del castillo, pero aún así estábamos casi veinte minutos en el taxi. Ya me estaba cansado de esto, pero me tenia que aguantar.

Porfin el taxi se para. Los dos nos disponemos a bajar del taxi.
Veíamos la zona de un palacio y no parecía el Castillo de Windsor, estaba algo abandonado y las puertas estaban oxidadas y cerradas.
Además, estaba algo alejada de la ciudad.

Podía ver a Antonio con cara de no entender, pero a lo lejos podíamos ver a una señora en traje algo preocupada.
Al vernos se acercó. Lo malo es que ella hablaba inglés, así que tenía que usar mis "dotes" de simpatía.

Señora: Disculpa, ¿aquí es la cena de gala?

Leire: Si.

Señora: Es que las puertas están cerradas, y no hay guardias.

Antonio: *intenta abrir la puerta* mierda, no sirve.

Leire: *miro la firma del rey Carlos III, y la comparto con la que aparece en wikipedia* Creo que os han estafando, la firma no es la del rey.

Antonio: ¿¡Qué!? *coge la carta bruscamente y mira la firma* ¡Qué hijos de puta! Cómo me entere de quien haya sido los reviento.

Iba a ver a la señora y ya no estaba, todo muy raro, porque no se la escuchaba irse.

Al día siguiente cogimos un vuelo para volver a Madrid, y nada más volver estaba Doña Fina y Menchu comiendo pipas sentadas alado de la portería.

Doña Fina: Hola pareja, ¿qué tal el rey?

Antonio: Nos han estafado, la carta es falsa.

Entonces ellas dos empezaron a reír y reír. Ya con esto sabíamos que ha sido broma de ellas.

Antonio: ¡Hijas de la grandísima puta!

Leire: ¿Entonces la mujer es que había en el castillo quien era?

Menchu: ¿Qué mujer? No hemos pagado a ninguna para la broma.

Doña Fina: Tal vez sea un fantasma, que por ahí hay muchos.

Antonio y yo nos fuimos cada uno por nuestro lado a casa.

"La más normal" || La Que Se AvecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora