Capítulo 1: Contubernio 49

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Agosto de 2023, no sé si esto que estoy viviendo es real o no: ¡Porfin me independizo! Ya tenía ganas de que llegara este momento, y todavía más al ver que llegué a la nota de corte y de mi admisión a la universidad que quería.

Ahora mismo me encuentro enfrente del edificio donde viviré a partir de ahora como joven estudiante de ciencias políticas: un lugar que se ve bastante pulcro, la fachada del edificio se ve muy elegante, y el interior todavía más. Nunca podré agradecer a mis padres por ayudarme con el alquiler hasta que pueda valerme por mi misma (no sería del todo independiente, pero al menos es un avance), y ponía encima de la puerta de entrada el número 49. Siempre me recordaré del número 49, siempre estoy rodeada por ese número...

Veo que el camión de la mudanza está llevando mis cosas y muebles nuevos al piso donde residiré. Al parecer es un ático en la zona de exteriores. Primera vez que oigo eso de zona exterior e interior, es interesante.

Me dispongo a entrar y sigo a los hombres de la mudanza a mi piso. La primera impresión que tuve era la doble puerta, algo innecesario, pero de algo servirá si está puesto.

Señor mudanza: Con esto será todo.

Leire: ¿No falta nada más?

Señor mudanza: El camión ya está vacío.

Leire: *le doy 10 euros de propina* Para ti y tu compañero.

Cuando el señor de la mudanza se fue decidí entrar al piso. Está mejor que cuando lo vi en las fotos: estaba con muebles viejos y había un ambiente muy sucio, así que cambiar los muebles ha sido buena idea, suerte que la propietaria ha sido buena conmigo.

Estuve un buen rato colocando las cosas. No me imaginaba que fuera tan complicado decidir la distribución de los muebles, pero con esfuerzo se puede.
Cansada, decidí darme una ducha y me vestí algo más cómoda para estar por casa: un chándal en conjunto gris con zapatillas calentitas regaladas por mi madre (su obsesión por lo calentito dura hasta en verano). Puse el aire acondicionado, que como no estaba puesto cuando me decidí por el piso, decidí pagar la instalación.

Estaba dispuesta a sentarme en el sofá a ver la televisión cuando sonó el timbre. Lo primero que pensé fue que ya habría algún vecino quejándose por los ruidos de la mudanza, así que no tuve más opción que abrir la puerta, y me cuesta, ya que no me gusta relacionarme con los vecinos, ya que se puede decir que tuve varios conflictos con los de mi antiguo barrio).
Al abrir la puerta vi que delante mío tenía una mujer de mediana edad, varios centímetros más alta, de pelo recogido con un moño, y bien arreglada. Mientras me veía con una mirada seria yo ya estaba pensando en cómo decir disculpas por el ruido, cuando de repente empezó a hablar.

Greta: Buenos días, soy Greta Garmendia, presidenta de la comunidad.

Leire: Encantada, soy Leire... Leire Gil.

Greta: Si, ya vi tu nombre en el buzón. Estaba entrando al edificio cuando vi a unos hombres bajar, y sospeche que habría alguien mudándose, así que vi los nombres de los buzones.

Hubo un momento de silencio donde se no sabía que hacer ni decir: ¿qué quiere que diga?¿ah ya?¿a mi que me importa?¿veo que eres atenta? No lo sé, ya estoy bastante nerviosa como para pensar.

Greta: Solo quería darte la bienvenida a este edificio. Espero que no tengas molestias, y si tienes alguna duda vivo en la segunda derecha de exteriores.

Leire: Gracias.

Greta: Ya te preguntaré otro día el número de teléfono para añadirte al grupo de WhatsApp de la comunidad. Adiós. *se va por las escaleras*.

Cerré la puerta y suspiré aliviada. Me recordaba bastante a mi abuela que en paz descanse, con esa mirada como intentando analizarte y saber hasta el número de tu DNI.

"La más normal" || La Que Se AvecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora