...—Buen día linda. —su voz me distrajo, por varios segundos me había dedicado a delinear su perfil con mi dedo, su rostro algo hinchado y esbozando una sonrisa, me miraba. —¿Dormiste bien?
—Mejor que nunca. —le respondí acomodandome mejor para verlo de frente, sus ojos se habían vuelto a cerrar pero su mano posada en mi rostro comenzo a acariciarme, haciéndome saber que todavía estaba despierto. —Son las 9. —le avisé. En algún momento de la noche comentó que hoy tenía que volver a entrenar con su club.
—No, no voy a ir, renuncio. —dijo aún con sus ojos cerrados riendo un poco. —Me quiero quedar toda la vida así. —dijo mientras se acurrucaba más a mí, mi corazón iba a salirse de lugar.
Anoche, después de tomar otra botella de vino, decidimos que era mejor no salir en el auto para llevarme a mi casa de vuelta. Para mi suerte, no estaba ninguno de sus choferes.
La charla se estiró hasta las 2 AM y llevándome de la mano hasta la gran habitación, me invitó a dormir con el.
Sin buscar nada más, me prestó ropa y se acomodó abrazándome para dormir toda la noche.—Me parece que me vas a tener que regalar esta. —dije recordando que me había prestado una de sus camisetas rojas del United, mientras la señalaba. —Me queda mejor eh.