Kakucho Hitto

2.5K 59 5
                                    

|| Mentiroso||

Pasado|| Kakucho Hitto:

Por un momento había pensando que Saiko era una persona buena y energética, haciendo que yo no me pueda fijar en ella, nuestras familias habían sido enemigas por mucho tiempo así que no podíamos enamorarnos. Claramente era un amor que yo no podía corresponder.

—Cariño, ¿Me puedes pasar la sal?.— Preguntó la madre de Kakucho mientras cocinaba una rica sopa.

—Claro madre.— Respondió con una sonrisa para luego ir a buscar la sal.

—Cariño, ¿Ha dónde vas?.— Rio la mujer al ver a su hija caminar por toda la cocina.— ¿No lo encuentras?.— Preguntó aguantando la risa.

—Es que no lo encuentro.— Comenté con una sonrisa nerviosa, mientras se rascaba la nuca.

La mamá al escucharlo rio y rodeo los ojos con diversión, cogió la botella de vidrio de sal y la enseño, logrando que Kakucho se quejara mientras iba con su mamá.

—No te preocupes.— Respondió su mamá acariciando su mejilla con ternura.— Anda a jugar con tus amigos.— Dijo la mamá devolviendo su atención a la sopa.

—Gracias mami.— Beso la mano de su mamá.

▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱▰▱

Al caminar por la nieve Saiko vio cómo los niños jugaban y hacían muñecos de nieve, por un momento quise acercarse, pero las manos de su mamá la detuvieron con severedidad.

—Vamos a la casa, tienes que estudiar.— Comentó la mamá haciendo que la hija bajara la mirada con tristeza.

—Quiero jugar un rato.— Sollozo la niña señalando los muñecos de nieve, mientras era llevada a la fuerza por su madre.

—Que nos vamos dije.— Bufó la madre llegando a la puerta de la casa.—Tienes que ser buena en todo Saiko.— Miro a su hija.

La niña al entrar recibió un libro y cuadernos en la mesa, tenía que ir a estudiar ya que habían exámenes y su mama deseaba tener una hija prodigio. Pero quería jugar, quería hablar con sus amigas y reír junto a los muñecos de arena.

—Yo quiero lo mejor para ti.— Dijo la madre con una sonrisa en su rostro.

—Pero quiero descansar.— Dijo el bolígrafo en la mesa y miró a su madre. —¿puedo descansar? Por favor...

—Claro que no, debes ser la mejor en todo. — Cogio el esfero de la mesa y se la dio. —Ponte a estudiar.

Aquella niña dio una mirada de tristeza a su madre y volvió su mirada al libro que tenía en frente, sabía que tenía razón en ser la mejor, pero también quería descansar de tantas noches en dónde ella se quedaba hasta tarde estudiando y sacando buenas notas. Rápidamente miró la ventana y vio por primera vez a un niño con una cicatriz en el rostro, llevaba consigo una sonrisa mientras jugaba con sus amigos, eso hizo que se enoje de inmediato, eran sus amigos.

—Deja de mirarlos.— Pronunció la mamá cerrando la cortina, haciendo que la hija suspirara con frustración.

—Está bien madre...— Susurro con furia al recordar cómo ese niño sonreía junto a los amigos de Saiko.

Las risas se hicieron presentes en el parque por mis tontos chistes, al parecer a ellos les gustaba ya que se morían de risa. Haciendo que yo lo haga igualmente.

—¿Dónde está la otra niña? — Pregunté con emoción al querer conocerla.

—¿Uhm? Ella no vendrá, su mamá seguramente la está obligando a estudiar. Además, había escuchado que sus padres son grandes enemigos con los tuyos.— Respondió la amiga de kakucho mirándolo con curiosidad.

𝙾𝚗𝚎 𝚜𝚑𝚘𝚝 || 𝚃𝚘𝚔𝚢𝚘 𝚛𝚎𝚟𝚎𝚗𝚐𝚎𝚛𝚜 || Reescribiendo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora