Mitsuya Takashi

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||Perfect||
|Soft|

Mitsuya se encontraba sentado en una de las bancas del parque de cerezo. Había esperado algunos minutos con la comida ya hecha, seguramente había salido de su secundaria pero se le atravesó alguna situación.

—¡Mitsuya, perdón por llegar tarde!.— Grito Nami corriendo hacía donde el se encontraba.

—Jeje.— Carraspeó su cabeza mientras veía a Nami recuperando el aliento.— No te preocupes.

—Hubo Demasiado.... tráfico.— Suspiro y miro a Takashi.

Sus ojos morados y el cabello del mismo color, su mirada y su ropa que no pertenecía a la pandilla lo hacía ser demasiado atractivo. Era la persona más perfecta del mundo.

—Eres hermoso.— Acarició el cabello del azabache, ganándose una mirada nerviosa de parte de el.

—Tu igual eres hermosa, Nami.— Dijo mirándola a los ojos.

Una sonrisa nerviosa escapo de la boca de la muchacha, cuando se trataba de Mitsuya sus mejillas se tornaban rosadas y sus ojos dilatados por el enorme ser que tenía en frente. Se diría que estaba enamorada, pero no lo quería admitir ya que sentía que no era la indicada para el.

—Yo...— Miro a otro lado nerviosa, evitando la mirada de su novio.

—¿Tu?.— Pregunto algo confuso por la conducta de su amada.

—Te amo.— Confesó siguiendo con la mirada en un punto fijo, deseando no haber dicho aquel comentario tan cursi para su novio.

Pero no lo podía negar, estaba enamorada profundamente de ese chico, su sonrisa y su forma de ser lo tenían a otro lado. Haciendo que su corazón lata seriamente por lo enamorado que se encontraba Mitsuya de su novia.

—Que buena confesión, pero no hay tiempo.— Respondió dejando que la chica hiciera una mueca de tristeza.

—Esta bien...— Dicho eso camino atrás de Mitsuya, manteniendo la cabeza baja por el comentario del nombrado. Lo amaba con todas sus fuerzas, pero a la vez que no podía decir un "Yo también" no la hacía sentir especial.

—Llegamos.— Declaró el peli-lila con una sonrisa.— Es mi lugar favorito, ¿Sabe?.— Contó.

—No lo sé, nunca me has llevado a este lugar.— La mujer miro por los lados esperando que aquel bosque se le haga conocido.—¿Desde cuándo lo es?.— Pregunto esperando una respuesta acertiva.

—Desde que tenía....— Llevo sus dedos a sus labios, apachandolos con lentitud.— Desde los 13 años. Supongo.—

Al decirlo la mujer se sorprendió por aquella edad en dónde el debía de cuidar a sus dos hermanas, haciendo que este no tenga tanta infancia cómo había pensado su pareja.

—Ten.— Dió un pétalo de una pequeña flor de color amarillo.— Es para ti, no lo pude demostrar físicamente, pero si de está manera.— Entrego la flor algo nervioso por la reacción de su novia.

—Pense que no me querías.— Recibió la flor intentando contener las lágrimas que amenazaban por derramarse en algún momento.

𝙾𝚗𝚎 𝚜𝚑𝚘𝚝 || 𝚃𝚘𝚔𝚢𝚘 𝚛𝚎𝚟𝚎𝚗𝚐𝚎𝚛𝚜 || Reescribiendo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora