3. Troya

318 13 1
                                    

A CORUÑA

La habitación estaba totalmente desordenada, la ropa estaba tirada por el suelo. Todos los desperfectos en la casa eran los resultados de la noche desenfrenada de las dos personas acostadas ahora sobre la cama.
Brais se había despertado unos minutos antes que Ámbar. Mientras la observaba dormida, recordaba que desde el primer momento en el que la vio, sabía que la amaría toda su vida, igual que también sabía que nunca sería suya. Por eso, el mero hecho de tener sexo ocasional con ella, ya significaba todo lo mejor del mundo.

Los mechones ondulados se le esparcían por toda su espalda, sus mejillas y sus ojos. Ámbar era un arte digno de admirar.

El teléfono de ésta sonó.
Dejó de sonar.
Volvió a sonar.

7:00 am de la mañana.
Ámbar, cansada se estiró y vio a quien pertenecía la llamada entrante, seguido de unos mensajes:

Ámbar, cansada se estiró y vio a quien pertenecía la llamada entrante, seguido de unos mensajes:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Brais seguía en la misma postura, esta vez con los ojos cerrados. Fingiendo estar dormido, por su propio interés, cuando Ámbar sigilosamente a su manera se levantó profiriendo palabrotas en susurros, mientras volvía a vestirse dejando a su paso todo el desastre de la noche anterior igual, como si nada hubiese pasado, y como si no le hubiese importado nada.

Y era verdad, no le importaba mucho.

Cerró la puerta a su paso y se fue.
Sin una nota, sin un beso de despedida, sin un "adiós".
Todavía con la cara emborronada por el maquillaje, salió del edificio y volvió a subirse al coche mientras frotaba su sien y reflexionó.

De nada servía irse una de digna si al mínimo indicio de un mensaje que le mandaba su madre iba como una perrita faldera a sus órdenes. Aun así, la noche anterior mientras se había acostado con Brais. Pensó mejor.
El hecho de irse fuera de Galicia, le convenía para no volver aquí, o si lo hacía solo para visitar a Ratón y a sus amigas. Que tampoco es que tuviese muchas, pero daba igual.

Cogió la llave física del coche que tenía en el Kelly De Hèrmes, pisó embrague, metió segunda y se dirigía a casa.

Casa no era, tampoco su hogar, no sabía ni cómo llamarlo. Desde luego no se sentía en casa.

ÁMBAR

Es jodidamente abrumador, podría decir que hasta estoy acostumbrada pero, ¿quién coño se acostumbra a que le dirijan la vida personas ajenas, aunque sean familiares?.
Toda mi vida se me ha criado con la idea de que debía de ser perfecta. Saber exactamente cual es lugar y el porte que debo mantener. Todo lo que he hecho está previamente planificado mientras camino por la línea que mi madre concretamente y la sociedad me ha impuesto.

La mayoría de las veces tengo a la prensa comiéndome el cuello y no puedo quejarme ante eso porque suficiente han pagado mis familiares para que nadie, absolutamente ninguna cadena televisiva o periódico haya sacado una información de mi vida personal o aspecto.

𝐀 𝐌 𝐎 𝐑 𝐄.   [PABLO GAVI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora