4. Fútbol, ya sabes

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ÁMBAR

El avión de Coruña a Barcelona salió de Alvedro y aterrizó en el aeropuerto catalán con puntualidad británica. Había tenido que hacer escalada en Madrid, era 3 de enero y en la sala de espera del aeropuerto, me había esperado un chófer para llevarme en su coche a la sede para centralizar objetivos y clarificar metas antes de instalarme en mi vivienda.

Íbamos charlando tranquilamente de temas tan trascendentales como el tiempo o la claridad de las ventanas oscuras para los famosos. Mientras, él conducía perfectamente hasta que llegamos por la avenida de la Concha Espina, rondando las 7:30 y tanto la acera como la carretera, se había aglutinado de gente cortándonos el paso.

¿Que merda isso significa?— casi
me levanté del asiento.
¿que coño significa esto?

— Son los aficionados del barça,
y hoy se disputa el clásico, ya sabes, el fútbol mueve masas. — Me sonrió.



Ahora, ya en Barcelona. Me había acordado de esa sonrisa vacilante del chófer cuando me daba la bienvenida el tiempo típico del noreste. Nubes y claros, momentos de sol y esa lluvia fina que pensé que había dejado en Galicia.
La glacial humedad me calaba los huesos apunto de helarse, traqueteé mis mandíbulas provocadas por el frío mientras me estrechaba la mano con el equipo directivo.

Allí en el edificio, Trade Gran Via Carlos III, me habían enseñado lo que sería mi despacho. Tuve la osadía de preguntar si podría trabajar desde mi casa a lo que asintieron un poco disconformes.
Me había instalado en la Ciutat Vella, en Badalona, la Comte de Santa Clara. Justo en la playa de Sant Miquel.
Un dúplex precioso con vistas al mar y en la azotea, una terraza con luces en las esquinas de aquel cuadrado y todas las habitaciones disponían de balcón, sumado que todo estaba decorado a la última como verdaderamente a mi me gustaba. Prefería teletrabajar desde mi casa con el ordenador y yo sentada en el sofá viendo la tele en pijama, que metida en una oficina con una falda de tubo, unas medias de cristal finas con unos tacones negros de salón y una americana con una camisa que oprimiese todo mi oxígeno.







2 años después.

Llevaba ya 2 años independizada y alejada de Galicia. Y de mi madre.
No extrañaba ni un poquito la costa gallega ni lo que había dejado allí. Echaba de menos a Tanya, eso sí, pero sabía que ella no estaría ahi, sino en un internado de Alemania, tal y como habíamos acordado Ratón y yo.

Chiara se vino a vivir a Barcelona también poco después de que yo me instalase aquí. Se había enfadado a su manera alegando que cómo no podía decirle eso con anterioridad.
Ella no vive conmigo, pero es prácticamente como si viviese porque es mi vecina, y pasamos mas tiempo juntas que solas.

Finalicé mi doble grado de criminología, matriculándome con summa cum laude y pude dedicarme aparte de lo que había requerido la empresa, a otra sección: modelaje.

Soy modelo. No pertenezco a ninguna empresa del sector en concreto, sino hago contratos donde pueda, para así evitar posicionamientos. Me había declarado neutral y eso hizo que adquiriese una fama a niveles inimaginables que hasta resultan apabullantes a día de hoy. Y ya no por la prensa, sino por los fans, que me tienen sin poder caminar por la acera la mayoría de veces desde que he empezado.

Fue Paloma Juanes quien me había recomendado hacerme neutral y
verdaderamente, lo mas gracioso es contar como fui "descubierta", por ella, si es que puede decirse así.

Yo siempre que vuelvo a Galicia por vacaciones, voy a mi peluquero de confianza. La primera vez que volví a Galicia ya independizada en Barcelona, tenía una boda de unos compañeros del instituto, y solo confiaba en Ángel para que me maquillase a su antojo.
Ángel es gay, y no lo digo con tintes homófobos, sino que es necesario para contar esto, puesto que es una persona totalmente fuera del límite que vive la vida al máximo y está absolutamente loca.
Ángel ronda los 45 años, ha trabajado en cualquier tipo de sets de maquillaje detrás de las televisiones colaborando mucho sobretodo en Madrid y Barcelona con otros gerentes y representantes de tallas internacionales.
Ahora solo iba a Madrid cada dos semanas porque a día de hoy, aun tiene clientes en la otra comunidad.
En uno de sus viajes a Madrid, quedó con su amiga, Paloma Juanes, que aunque ahora él no se dedique tanto al maquillaje del sector televisivo, sigue teniendo amistades con personas importantes, tal y como es ella.

𝐀 𝐌 𝐎 𝐑 𝐄.   [PABLO GAVI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora