CAPÍTULO 1

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—Rhaenyra

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—Rhaenyra.

La joven se giró para encontrarse con Alicent, sonrió al verla, sonrisa que se borró cuando la castaña llegó hasta ella agarrando sus manos, en sus ojos podía notar el miedo y preocupación, miró como sus uñas estaban rojas por la sangre.

—¿Qué pasa? ¿Alguien te hizo algo? — la princesa trata de detener el gruñido que se estaba formando, para antes del amanecer el culpable del estado de la omega sería su cabeza en una pica.

Alicent miró alrededor, asegurándose que no hubiera nadie, con mucho esfuerzo hizo que ella y Rhaenyra caminaran por los pasillos de la Red Keep. Rhaenyra guardó silencio y camino con naturalidad, había entendido que lo que fuera a decirle Alicent nadie debía enterarse por lo que despertó más su curiosidad. Llegaron hasta donde estaba el cráneo de Balerion. Se volvió a asegurar que no había nadie.

—¿Qué sucede? —volvió a preguntar Rhaenyra.

-Mi padre, él. No había entendido hasta que, creí que. -Rhaenyra agarró las manos de la omega al ver como esta volvía a rascarse las uñas empeorando su estado -Mi padre planea casarme con tu padre.

Rhaenyra le soltó las manos por la sorpresa.

—Durante estos meses he estado visitando a tu padre, mi padre me dijo que podía ayudarlo ya que igual perdí a alguien cercano, que lo ayudara, así como lo hacía contigo, que al ser omega mi presencia le resultaría reconfortante. No fue hace tres meses que descubrí lo que verdaderamente está tratando de hacer, quise decírtelo, pero mi padre no me quitaba los ojos de encima, hoy tuvo que irse a Dragonstone por el asunto de tu tío y por fin puede acudir a ti.

El silencio se apoderó de la estancia y un aroma agrio empezó a llenar el lugar.

—Eres mi omega, no pueden casarte con nadie más que no sea yo —gruño la alfa. —Vamos a hacer lo que debimos decirles desde tú decimoctavo día del nombre.

Todo persona tenía un olor característico y único, que solo su destinado podía oler hasta el decimoctavo día del nombre de alguno.

Esto era una desventaja, ya que la mayoría de las casa nobles de esperaban a los dieciocho onomásticos y casaban a su hijos antes de tiempo para formar alianzas, era muy raro que se casaran con sus destinados y más en la casa Targaryen, ya que al tratar de mantener la pureza de su sangre valyria hacían caso omiso a sus destinados o en todo caso los tomaban como segundos esposos pero antes tenían que tener hijos con su primera pareja.

De los pocos Targaryen que habían casado con su destinado estaban la reina Visenya y la reina Rhaenys Targaryen, casadas entre ellas junto con su hermano Aegon el Conquistador, el rey Jaehaerys con la reina Alysanne Targayen, el príncipe Baelon y la princesa Alyssa Targayen, la princesa Rhaenys Targaryen con Corlys Velaryon y el rey Viserys Targaryen con Aemma Arryn.

Cuando Alicent Hightower cumplió los dieciocho onomásticos pudo oler el aroma de Rhaenyra, madera quemada, fue una sorpresa para ella, pero al mismo tiempo una alegría, su alfa destinada era su mejor amiga de la cual estaba enamorada. No dijeron nada en ese momento porque Rhaenyra tenía quince onomásticos, decidieron esperar a que ella tuviera los dieciocho.

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