CAPÍTULO 8

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Cursiva: Alto Valyrio


Una luna después del décimo día del nombre de Aegon y Helaena. Los preparativos para ir a Dragonstone ya estaban listos, ese día la mayoría de la familia real iría a Dragonstone.

—Alicent —dijo Rhaenyra algo divertida por la situación.

—Lo digo en serio alfa, iré con su majestad en el barco.

—El barco ya zarpó —le dijo Daemon burlón y señaló al barco que ya se encontraba lejos del puerto.

Alicent lo miró sorprendida para luego ver con miedo y nerviosismo.

—Entonces me quedo, no hay que dejar el castillo y los niños so...

Pero antes de que pudiera terminar de hablar, Laenor y Laena la agarraron de los brazos y prácticamente la arrastraron a donde se encontraba Rhaenyra.

—Esperen, Laenor, Laena, no.

—No temas madre, los vuelos en Syrax son tranquilos —explicó Aegon que ya estaba sentado en la montura del dragón.

Los hermanos Velaryon la dejaron frente a la princesa.

—No dijiste que te convertirías en dragón para proteger a tus hijos —le recordó Rhaenyra.

—Lo decía en sentido figurado.

—Alicent, mi omega, no hay nada que temer, además recuerda que los niños quieren que estés ahí.

Aegon y Helaena querían que sus dos madres estuvieran cuando reclamaran a sus dragones, era un momento importante para ellos.

La omega volvió a fijar su mirada en el dragón dorado, suspiro y por fin, luego de casi más de diez años agarró la mano de su alfa para luego sentir las escamas de Syrax, soltó un jadeo, Rhaenyra tenía una gran sonrisa, podía sentir la fascinación y asombro de su omega por el vínculo alfa-omega y la felicidad y tranquilidad de Syrax por el vínculo dragón-jinete.

Guió a Alicent a la montura, la ayudó a subir para luego subirse ella con agilidad, Rhaenyra quedó en medio, tenía a Aegon adelante y a Alicent atrás.

Laena y Helaena se apresuraron a subir en Vaghar, Daemon ya estaba encima de Caraxes.

—Regresaremos mañana al atardecer —informó la alfa al ver como todos ya estaban montados en los dragones —Pórtense bien y háganles caso a sus tíos —Aemond y Daeron asintieron —Si los dioses nos bendicen regresaremos con dos dragones.

—Suerte —gritaron Aemond y Daeron.

—Buena suerte —gritó Jace, mientras Luke alzaba sus dedos pulgares.

Laenor y Harwin hicieron que los niños se hicieran para atrás, todos alzaron sus manos moviéndolas en señal de despedida.

—Lista —le preguntó Rhaenyra a Alicent.

—Sinceramente no —respondió la omega y abrazó fuertemente a la alfa.

Rhaenyra soltó una risa "Sōvēs, Syrax", el dragón se alzó en vuelo al mismo tiempo que Alicent soltaba un grito.

Rhaenyra soltó una risa "Sōvēs, Syrax", el dragón se alzó en vuelo al mismo tiempo que Alicent soltaba un grito

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