Aun puedo recordar el misterio que encerraba esa noche, puedo recordar la luna llena de fuego, llena de vida. Aún recuerdo el olor de las calles mojadas y el sonido de mis pasos al andar, recuerdo el silencio y el miedo que impartían esos oscuros callejones, algunos sin salida, iba a ciegas siguiendo a la luna, ni una farola, unicamente, el gran el cielo iluminado. Contaba mis propios pasos para calmar mis pensamientos. 8 pasos después mi cuerpo se paralizó, no conté 2 sino 4, sonreí sin mirar atrás, queria sentir miedo como la primera vez, pero en su lugar noté la excitación de mi cuerpo, el sudor en mi frente y como mis piernas temblaban de emoción.
Nos conocimos hace 10 meses, una tarde de julio reconocida popularmente por ser la única tarde de todo el verano que no hizo un calor horroroso, pero no solo eso sino que llovió tanto que la gente salía a bailar mientras cantaban canciones populares; Ese día, este lugar fue testigo de nuestra primera cita, iba a ciegas, como hoy, buscaba una dirección apuntada en una fina servilleta, arrugada y perfumada. Me sorprendió la cantidad de sitios que había en este viejo pueblo y aún no había conocido, quizá porque me negaba a acceptar que me habían alejado de la gran ciudad. Yo siempre había odiado los pueblos, tan silenciosos, llenos de nada, llenos de viejos y eso me enfurecía. Pero un día caminando tropezamos y sin notarlo dejó una nota en mis bolsas, una servilleta, una dirección..
Seguí caminando, pensando que pasaría luego, noté una vez más sus pasos e intenté andar más rápido, al contrario que el primer día fingía estar asustada, me metí en uno de esos callejones, no había salida.. Corrí y me detuve rapidamente, me giré y grité, detente quien eres? Observé una silueta alta, corpulenta, llevaba gorra y camiseta de tirantes, era fuerte y su mirada penetrante, se acercó a mi, me agarró y me dijo, -Hace días que te espero- Lo flipé, no era miedo, era intriga quería saber quien era y porque me hablaba de esa manera, lo miré y era él, el chico de la nota, me sorprendió, - Buscaba un bar o algo similar para una primera cita - le dije mirando y sonriendo. - Me gusta ser alternativo - contestó mirandome mientras sonreía. Nos besamos, nos besamos como dos locos enamorados, nos besamos tanto que incluso deje de notar el paragua en mis manos y empecé a percibir como las gotas de lluvia resbalaban sobre nuestro rostro aún unido. Sin dejar de besarme me lanzó hacía la pared, rompió mi blusa y me subió la falda, mi corazón se aceleraba de emoción, toqué su pecho y percibí su corazón.. Eramos dos locos, dos completos desconocidos haciendo el amor como grandes enamorados bajo una incesante lluvia.. Fue algo grande, mágico intenso.. Desde entonces repetimos ese dia, ese instante como un ritual, como jovenes, como locos.
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Suspiros por el insomnio
Short StoryTe invito a un viaje en primera fila al centro del alma en forma de prosa poética. Escribo todo lo que se me pasa por la cabeza, no todo es bonito, abróchate las emociones.