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Escribir se ha convertido nuevamente en rutina terapéutica. Sustituir la tinta por los recuerdos hace los días más llevaderos. Y es que cada vez que veo su sonrisa se me desborda el alma y renacen mil historias que deben ser compartidas. Es ilógico cómo algo tan simple libera de tanta angustia. También lo és que del dolor salga la inspiración de muchas personas convirtiendo la angustia en arte. Dicen que morimos con cada segundo que pasa, he muerto tantas veces, que cada palabra me da vida.

Suspiros por el insomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora