Nos reencontramos en otro sitio, otra ciudad. Donde no había nada, donde los sueños no eran más que ilusiones, donde la gélida noche se volvía tu peor enemiga.
Allí en la estación.
Estaba ella, sonriente y con apenas unos guantes para calmar el frío de sus pequeñas manos; Mirándome anonadada con sus claros ojos y esperando a que mis labios dieran la siguiente bocanada de aire, para morderme o besarme, no lo sé, tan sólo sé que esperaba.
Es tanto el éxtasis que me provoca que olvidé poner los frenos cuando me tendió la mano. Al querer darme cuenta estaba, a pesar de mi vértigo, a 80 metros en un edificio cualquiera de esa extraña ciudad. La terraza empapada de lluvia, y allí estábamos, follando, con la misma adrenalina de poder, querer, pero a la vez no desear ser descubiertos.
Diez años han pasado y seguimos volviendonos locos, salvajes, cuando nos miramos. El mismo fuego, las mismas ganas, la misma historia.. Y un mismo adiós.
Aquí estoy pensándonos, esperando que pasen meses, quizás años, para encontrarnos nuevamente, mas esta vez con el miedo de que la próxima sea, para contarnos nuestras vidas en familia y no, para vernos como fieras, como amantes.
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Suspiros por el insomnio
Short StoryTe invito a un viaje en primera fila al centro del alma en forma de prosa poética. Escribo todo lo que se me pasa por la cabeza, no todo es bonito, abróchate las emociones.
