Capitulo 24

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Por un momento, antes de abrir los ojos, tuve la pequeña esperanza de que todo hubiese sido una pesadilla, pero luego entré en razón e hice lo inevitable, es decir, abrir los ojos. Y no estaba preparada para lo que ví, Barend von Shane me miraba, la sonrisa en su rostro causaba los mismo escalofríos nada agradables que de costumbre.

-Es bueno ver que ya despertaste, bella durmiente-El tono burlón en su voz sólo hizo que mis ganas de golpearlo aumentaran.

Me dí cuenta de que estaba acostada en lo que parecía un sillón, así que me senté, y de paso me dí cuenta de que mis manos estaban atadas con unas extrañas esposas que más parecían un conjunto de pulseras y de anillos, pero que no me permitían mover ni siquiera un dedo: esposas para evitar que usara mis poderes, ¿cómo había demorado tanto en notarlo? no tengo ni idea. Desplacé mis ojos por lo que parecía ser una enorme tienda de campaña, una lampara iluminándola.

-¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?-Fue gratificante ver que el tono frío en mi voz le molestó.

-Eso es justamente lo que quiero saber, ¿qué hacías deambulando por el bosque de Arsgott?¿Es que nunca te han dicho que está lleno de criaturas peligrosas?

No contesté, si creía que iba a caer en su juego estaba muy equivocado.

Luego de unos segundos, y al darse cuenta de que no planeaba hablar, siguió con su intento barato de interrogatorio.

-¿Por qué me estabas siguiendo?-Ahora el tono de su voz era gélido.

Me mordí la lengua para no contestarle, pero si le dedique la mirada más fría que tenía.

-¿No planeas hablar?

Aguanté las ganas de poner los ojos en blanco, la verdad es que pensaba que el duque de cuarta era un poco más listo que eso.

-¿Y si voy a buscar a tu querido amiguito, el duque von Gard, cambiarías de opinión?

De acuerdo, ahora si estaba un tanto asustada, ¿qué pasaba con Derek?. Y como si él supiese lo que estoy pensando, continúo.

-No te preocupes, princesa, aún no tengo planeado hacerle nada.

-¿Qué estás planeando, entonces?-Hablé por primera vez desde que él había comenzado.

Y al parecer esa era la pregunta que él estaba esperando, porque la sonrisa que nació en su rostro era tan grande que por un momento temí que se hubiese vuelto loco, claro, si es que no lo estaba ya.

-Ven conmigo-Más que una petición era una orden, y aunque no hubiese querido acompañarlo, con un fuerte jalón a mi brazo me puso de pie y me sacó de la carpa.

El cielo seguía oscuro, aunque supuse que no faltaba mucho para que amaneciera. Desplacé mi vista hacia los alrededores, pero lo único que ví fue bosque. El imbécil (que es la forma como había decidido que lo llamaría ahora, bueno, en realidad había pensado en un par de apodos antes que ese, pero no me parecieron muy...educados para que diga una dama) empezó a caminar (y como consecuencia me arrastró con él) hacia unos árboles, "caminamos" alrededor de diez minutos antes de toparme con la imagen, que si bien no encajaba en el primer lugar de mis peores pesadillas, definitivamente entraba en el top cinco. Frente a mí al menos tres docenas de grimlarks durmiendo resultaban ser más intimidantes de lo que hubiese pensado.

Al parecer mi gesto de pánico era lo que von Gard buscaba, porque cuando lo consiguió estaba...creo que "radiante" era la palabra más adecuada.

-¿Qué es esto?-Necesite de toda mi fuerza para que mi voz no saliera quebrada.

-O vamos, Katharina-Mi nombre saliendo de su boca sonaba asquerosa-, eres una mujer inteligente.

Era cierto, lo era, es por ello que ahora sabía que él estaba tras los grimlarks que habían aparecido hace meses, también sabía que él era el responsable del agujero en la reja, sabía que el conocía la verdad, y como sabía que lo más probable es que hubiesen un cincuenta por ciento de posibilidades de que el no supiese que yo también la conocía, hice lo más seguro: hacerme la desentendida.

E increíblemente funcionó.

-Oh, mi hermosa princesa-Dios, en serio quería vomitar-, ¿es qué aún no lo sabes?

Lo miré a los ojos, confiando plenamente en mi capacidad para ocultar secretos.

-¿Qué es lo que no sé?

-La verdad-Él se había movido hasta posicionarse tras de mí, no me agradaba eso-. ¿Recuerdas la regla?¿la qué dice que tu y yo no podemos tocar a nadie del otro reino?

Me quedé callada. Al parecer él lo interpretó como un sí, porque la forma en que dijo lo siguiente era irritantemente triunfante.

-Es mentira.

Me volteé para mirarlo, me sentía más segura de esa forma, mirando esos ojos negros como el carbón que por mucho que lo intentaran no podía ver a través de mí como lo hacían los de Damen o los de su tía.

-Eso...no es...cierto-Me sorprendí a mi misma de lo creíble que sonó mi titubeo.

Su sonrisa me indicaba que estaba creyéndolo todo. Típico, estaba tan confiado en que me tenía donde quería que no se detenía a pensar en nada más.

-Lo es, y en el fondo de tu cabeza sabes que tengo razón.

Dí un paso hacia atrás, pero el dio uno hacia delante, cuando planeaba dar otro paso él se adelantó y me tomo del brazo tan fuerte que temía que sus dedos quedaran marcados.

-No lo entiendes todavía ¿verdad?

Sí, si lo entendía, él estaba desquiciado, cielos, como estaba entendiendo ese dicho humano de "caras vemos, corazones no sabemos", aunque en mi defensa, nunca me había gustado este tipo.

-Tú, tu padre y los reinos están en mis manos, ¿cuánto crees que tarden estas bestias en acabar con ellos?

Intenté soltarme de su agarre, aunque fue en vano, y sólo sirvió para que mi brazo doliera aún más.

-¡Déjame!-Exclamé.

Él simplemente me acercó él, y no me hubiese sorprendido que estar cerca de él me mareara, nunca pensé que podía sentir algo tan extraño por una persona, era como una mezcla entre pánico y nauseas.

-Puedes evitarlo, Katharina, tan sólo tienes que hacer una sencilla cosa.

Tenía miedo de que era lo que iba a pedirme, pero de todas formas pregunté de que se trataba.

-Cásate conmigo.

Sentí como mi sangre se congelaba y como la bilis subía por mi garganta.

-Hazlo, y le ahorraras a todos el sufrimiento...Tienes dos días para darme tu respuesta, pero si le hablas de esto a alguien, las consecuencias serán mucho peores de lo que te puedas imaginar.

Fueron las últimas palabras que escuché antes de que la oscuridad volviera a rodearme, para luego despertar en la cama del palacio de Arsgott.

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Holaaaaaaa, bueno, lo prometido es deuda, asiq aqui esta el otro capitulo prometido, espero q les gust y porfa perdonen las faltas de ortografia. Voten, comenten o lo q quieran ;)

PD. ¿Alguien pensaba q él era el malo?

Nos vemus XD


Corazones congeladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora