En cuanto llegue al instituto observe a Sebastián junto a su grupo social, a su lado estaba Mazy Waldoor, su novia. Ella era la clásica chica americana, popular alta, delgada, pálida, cabellera rubia y un par de ojos azules. Capitana de las porristas y la próxima reina al baile de invierno. Habían sido novios desde que tenía memoria, sus vidas estaban escritas en piedra. Mazy estudiaría una profesión corta mientras Sebastián haría lo que su padre ordenase, serian infelices pero aun así estarían juntos. Eso sí, tendrían al menos dos hijos. Mis suposiciones parecían sacadas de una telenovela, no pude evitar reírme para mis adentros.Habían pasado dos semanas, en las cuales sin darnos cuenta fuimos construyendo una extraña pero agradable amistad. Dylan continuaba
molestándome aunque menos de lo usual, al parecer Thomas tenía mucho que ver con aquel extraño comportamiento. Al menos Sebastián me dirigía la mirada en los pasillos, no había ningún saludo o acercamiento de su parte siempre y cuando estaba con sus amigos.Mientras que en clase de biología, buscaba la manera de siempre iniciar una conversación y yo terminaba suplicándole que dejara de hablarme para poder concentrarme durante la clase. Sebastián Wilson lograba desconcentrarme de otras formas, siempre había tenido una mente muy fértil para la imaginación, cuando Sebastián iniciaba con un "Debo decirte algo" mi mente rápidamente volaba a un universo alterno donde su respuesta era "Te amo y quiero estar contigo". Era una constante lucha estar en la realidad y mis fantasías.
Era medio día, Alice se había ausentado por haber pescado influenza, estaba con Thomas almorzando, mi hermano socialmente hablando había crecido con rápidez tanto que ya casi toda la escuela lo conocía.
Thomas no creo que sea buena idea que estes almorzando conmigo. No es la primera vez que estoy solo.
No empieces con tu drama Andrés Rodríguez, eres mi hermano y toda la escuela lo sabe, no afecta para nada mi popularidad.
Bien.
¿Iras a clase de natación?
Lo dudo, me duele el cuerpo, ayer excedí mis músculos.- a veces olvidaba que mi cuerpo necesitaba descanso-
Puedes irte temprano si quieres, le pediré a Sebastián un aventón.
¿No crees que abusas de su confianza?
Para nada es más, le gusto haber cenado con la familia.
Quién lo diría...
Deberías darme las gracias.
¿Por qué?
Se que te gusta, veo como lo miras y como te comportas cuando él está cerca.
¡Estas demente Thomas!
A veces olvidas que fui yo la primera persona que supo que eras gay, te conozco hermanito, solo; ten cuidado.
¿Por qué debería tenerlo?- dije desviando la mirada hacia la mesa donde estaba Sebastián, este parecía absorto en su comida, me encontré con la mirada de Dylan quien me sonrió burlonamente. Volví a mirar a Thomas.-
No quiero que rompan tu corazón, siempre has sido sensible y a veces olvidas las muchas veces que hablaste de Sebastián cuando entraste en primer año.
En aquel entonces era muy tonto.-respondí al recordar ese fatídico primer año, donde me hicieron pasar un verdadero infierno.
Mamá casi tiene que intérnate en un psiquiátrico por...
¡Basta Thomas!, no quiero hablar de eso.
Lo siento.
Agradezco que te preocupes por mí, pero estoy y estaré bien. Sebastián Wilson nunca se fijara en mí, eso lo tengo claro.Esa última afirmación hizo que algo en mi pecho doliera, a mi mente vinieron recuerdos de ese primer año, por querer escapar me volví adicto a varios narcóticos. Estuve todo un semestre en rehabilitación, mis padres no entendían porque había caído en esa terrible adicción.
En aquel tiempo, llevaba una relación secreta con un chico tres años mayor, una noche el decidió llevarme a una fiesta de su fraternidad, había de todo, solo recuerdo las primeras tres horas de haber estado allí. Todo se volvió tan borroso, un mar de risas, burlas y dolor en mi área anal; aún no sé cómo describirlo al cien por ciento. Para cuando abrir los ojos estaba semi desnudo en un basurero. El timbre sonó indicándome la hora de entrada al tiempo que mi celular notifico la entrada de un mensaje de texto.
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Di, que me recuerdas volumen 1
RomanceSe veía muy profesional mientras se movía por mi habitación escribiendo en el improvisado pizarrón había comprado el cual no había utilizado hasta ese momento. Se me hizo fácil captar atención e igualmente perderla al ver como sus labios se movían m...