noviembre 2009
Mama había organizado toda la cena de acción de gracias, era la mejor en lo que hacía, ella era el corazón y alma de la fiesta. Sabía tirar la casa por la ventana como solo una puertorriqueña sabía hacerlo. La noche estaba estrellada y fría. La mesa del comedor estaba debidamente decorada y organizada. Sebastián estaba duchándose, mientras yo me encontraba en la cocina preparando mi famosa ensalada de granos. No era muy bueno en la cocina, pero al menos era un plato sencillo el cual no involucraba estufa o fuego. Mama y papa se encontraban conversando animadamente junto al fuego de la chimenea, ambos tenían vino,
Thomas y Belinda jugaban ajedrez, definitivamente no había quien el ganara a Belinda, me pregunte, en qué momento mama la había metido en ese deporte puesto que de los pocos recuerdos infantiles de Belinda que tengo ella siempre se la pasaba en su cuarto encerrada jugando con su gran casa de muñecas, la cual yo en secreto deseaba tener. Los brazos de Sebastián rodearon mi cintura, su perfume se coló por mi nariz de manera agradable. Deje caer su rostro mi hombro y comenzó a tararearme una canción. En ese momento mama nos llamó a todos a la mesa.
La cena de acción de gracias había sido todo lo que había sonado y más, la energía que emanaba el lugar era la de una verdadera familia reunida dando gracias por la vida, por los cambios y por toda la estabilidad que mi familia poseía.La comida era había quedado deliciosa, arroz amarrillo, gandules, lechón asado y ensalada de papa.
Me pregunte por un momento como mis padres habían conseguido todos los ingredientes ya que era una comida típica de Puerto Rico y estábamos prácticamente en un estado donde la mayoría de la comida era americana. Le sonreí a mama.
La comida quedo deliciosa mama.
Se lo que estas preguntándote, frunces el seno cuando algo te sorprende.
¿Ah si?
Si hijo mío, digamos que la maleta por la que tanto discutí en el aeropuerto tenía todos los ingredientes.Mama se había puesto como loca el día que aterrizamos por aquella maleta y en ese preciso momento en donde nuestras miradas se cruzaban entendía porque. Mis padres como siempre trataban de recordarnos siempre nuestras raíces puertorriqueñas. Luego de aquella cena mis padres decidieron dar un paseo mientras Belinda y Thomas bajaron al bar del hotel. La casa se quedó vacía solo para mí y Sebastián, este encendió la radio.
Deberíamos bailar..-dijo extendiéndome la mano-
Sonreí en respuesta tomando su mano. La melodía era suave, se nos hico fácil tomarle el ritmo puesto que Sebastián me iba llevando poco a poco con sus brazos. Miro su rostro y me pierdo en aquel castaño color de sus ojos, me fijo en sus labios carnosos, brillosos por la hidratación, los beso para ver unos perfectos dientes blancos asomarse en su rostro.
Sebastián, me siento tan afortunado.
Oh Andrés, ¿dónde estabas?
Siempre estuve ahí Sebastián.
Me arrepiento tanto por no haberte conocido antes.
No tienes por qué arrepentirte, tenemos tiempo...
No, no tenemos mucho tiempo...
Oh, lo dices por...
Si Andrés, pronto comienzo las clases para tomar el examen de admisión de la milicia.
Voy a esperarte Sebastián...
No quiero que me esperes, quiero que ames, te des la oportunidad con alguien más.
¿De verdad quieres verme con alguien más?-pregunte en tono de burla-
No me gustaría, pero lo entendería, si alguien llena tu corazón en mi ausencia.
Oh querido, no te preocupes, llevo amándote desde hace cuatro años sin tu, darte cuenta. Puedo esperarte.
Sus manos acariciaron mi rostro, seguidos de un delicado y largo beso en los labios.
Te amo Andrés. No creo que pueda volver a amar de esta manera...
No digas eso, estoy seguro que ya te has enamorado antes.
Te equivocas, no de esta manera tan real, pura e intensa.
Esta vez en respuesta me toco abrazarlo, me sentía seguro en su cuerpo, era tan inmenso, grande y su aroma era exquisito. Mire la hora aun eran las diez y media de la noche.
¿Quieres bajar al bar del hotel?
Asintió en respuesta.El bar estaba repleto y la música fluía por todo el lugar atrayendo a todo el que entraba, localizamos a mis hermanos en una de las mesas estos estaban brindando.
Al parecer tus hermanos empezaron su propia fiesta.
Agarrados de la mano nos mesclamos entre la multitud hasta llegar a la mesa, Thomas me sonrió mientras Belinda saludaba a Sebastián para luego invitarlo a la barra de tragos. Thomas me pone un brazo en el hombro, su aliento a alcoholizado se cuela por mi nariz.
¡Felicidades hermanito!
Debes tomar una botella de agua Thomas.
¡Y una mierda! ¡¡hay que seguir bebiendo!!
Thomas...
No seas tan correcto, Andrés.
Solo quiero cuidarte.
Se cuidarme muy bien, mejor dile eso a Belinda que fue a hacerle un interrogatorio completo a tu novio.
¿De que estas hablando?
Hay Andrés, a veces quieres actuar como el mayor olvidando que al final quien realmente nos cuida en las sombras es Belinda.
Pero...pero...creí que le agradaba Sebastián.
Si le agrada, es solo que nuestra hermana quiere cerciorarse de que tu no seas un experimento para nadie.
En cuanto me iba a levantar Thomas me agarro con fuerza obligándome a tomar asiento.
¿A dónde crees que vas?, ¡Mesero, otra ronda por favor!-grito mi hermano-
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Di, que me recuerdas volumen 1
RomanceSe veía muy profesional mientras se movía por mi habitación escribiendo en el improvisado pizarrón había comprado el cual no había utilizado hasta ese momento. Se me hizo fácil captar atención e igualmente perderla al ver como sus labios se movían m...