Desde romanticismo, hasta terror. Solo tienes que saber que mientras yo esté detras del teclado, tus deceos son ordenes.
Siempre cuando sea un idol o creadores de contenido asiático.
De igual manera me gustaría que sepan que hago todo tipo de portad...
La vida es más que una aventura, es un regalo, eso era lo que solía decir mi abuela, quien había muerto hace de cinco años. Y sabía que era verdad lo que ella decía. Pero me causaba más curiosidad la razón de la vida, el porqué cada día tenía una aventura nueva, quien crearía y nos regalaría tal cosa.
Quien diría que a un lado de mí se encontraría mi novio, en el asiento del piloto, con una mano en el volante, mirando fijamente la carretera, y de paso con la otra mano acariciando ligeramente el centro de mi pierna.
Quien diría que estaría así con la persona que más amo en este mundo después de que pensé que jamas volvería a amar después de que me rompieran en corazón tan brutalmente.
—¿Aquí? —Su voz grave interrumpe mis pensamientos.
—La casa gris —Respondo al mirar nuestro alrededor.
Yo y mi mejor amiga no nos habíamos visto desde hacía cinco años porque decidí entrar a la fuerza aérea. Ahí fue donde conocí al chico que está a mi lado, después de los cuatro años abligatorios decidimos quedarnos uno más, pero finalmente aquí estamos.
Lo miro fijamente y no puedo creer que tal hombre esté a mi lado. Aún es increíble después de pasar los más felices cuatro años de mi vida junto a él como pareja.
Se estaciona fuera de la casa que le digo y se voltea hacia mí para verme a los ojos no sin antes apagar el auto, provocando que las luces se apagen automáticamente. Me toma del mentón delicadamente.
—¿Estás bien?
—¿Por qué no lo estaría?
Entrecierra los ojos diciéndome lo que es con la mirada. Cuando entiendo su pregunta mental; sonrió de lado respirando burlonamente.
—No te eh visto celoso muchas veces, pero creo que está vez será una ecepción.
Mira mis labios antes de besarme, y cuando se separa me sonríe.
—¿Vamos?
Asiento.
Se quita el cinturón rapidamente y sale del auto rodeando el frente para abrir mi puerta, salgo con su ayuda y me ayuda a bajar mi vestido tocando mi trasero de paso, pero lo dejo que me manosee y sigo con lo mío. Finalmente llego a la puerta y pincho el boton que anuncia nuestra llegada con un sonidito irritante.
Me novio mete la mano por detrás de mi vestido haciéndome sonreír. Y mi sonrisa no se borra cuando abren la puerta.
Un chico rubio con ojos cafes nos abre la puerta. Porta pantalones y camiseta con una par de deportivos rojos, él a diferencia de mí, borra su sonrisa en el segundo en el que me nota.
—Tristan... ¿Qué tal?
Mi mirada se baja a la cabeza que se asoma por su lado, me sonríe y le sonrió. Ambas comenzamos a llorar ella más escandalosa que yo y se avienta sobre mi para abrazarme haciendo el drama de el siglo.
—¡¡¡Oh por diooooooooos!!! —chilla en mi oído. Me aprieta tanto que tengo que retroceder un poco chocando con el cuerpo musculoso de mi novio. —¡¡Al fin te puedo abrazar!!
Resoplo porque la eh extrañado todo este tiempo y tendré que aguantar a esta niña el resto de mi vida.
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