[Capítulo 18]

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Tops y yo nos conocimos de una manera un poco vergonzosa

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Tops y yo nos conocimos de una manera un poco vergonzosa. Era el festival de música, la escuela lo celebraba todos los años. Todos los alumnos participaban, se realizaban concursos y también se montaban algunos puestos de comida y bebida. A mis amigos de ese tiempo, se les había ocurrido la magnífica idea de poner un puesto de bebidas para ese día. Pero lo único que querían era obtener puntos extras para el examen de fin de año. ¿Quién no?.

Entre los cuatro nos preparamos para ese día, nos registramos con el presidente del consejo estudiantil, y nos dieron un stand, con una parte hecha, solo nos quedaba esperar a que el día llegara. Mi hermano esos días estaba realmente ocupado, siendo la nueva cabeza de nuestra familia, tenía aún más trabajo que antes. Pero eso no significaba que se olvidaba de mí. Quizás ya no podía ir a todos lados conmigo, pero en su lugar me colocó bajo la protección de uno de los guardaespaldas a quien le tenía mucha confianza, además de Pete, quien prácticamente era como un chaleco antibalas humano. Ya no recuerdo la cantidad de veces que Pete llegaba moribundo por la pérdida de sangre que las heridas de bala le causaban, aunque me sintiera mal por él, ese era su trabajo, mantener a salvo a mi hermano.

Cuando el día del festival llegó, mis amigos y yo ya teníamos casi todo listo, sólo nos faltaba acomodar los distintos tipos de bebidas que habíamos preparado para ese evento. Ellos me dejaron organizando todo, y yo estaba hechando humo por las orejas, se supone que ellos llegarían temprano para ayudarme, pero no, me enviaron un mensaje diciendo que llegarían tarde, mancha de imbéciles. Iba acomodando las bebidas mientras refunfuñaba por lo bajo. De repente alguien se acercó y accidentalmente tiró los vasos al suelo. En mi mano tenía una botella de agua, la cual no dudé en lanzar, la vergüenza estaba en que no me había fijado a quien se la lanzaba. Mi botella golpeó la cabeza de otra persona, haciendo que se cayera.

— Lo siento, lo siento, no quise...

Está bien -dijo el hombre que aún seguía en el piso- ¿me ayudas a levantarme?

S-Sí, claro -salí del stand e hice lo que me pidió- en verdad lo lamento, el golpe no era para tí, es solo que alguien pasó y tumbó todos los vasos y no me fijé, en verdad, lo siento mucho -él solo me sonrió-

Todo está bien, solo fue un pequeño golpe -dijo y lo guié a una silla, después de todo, la botella pesaba, hizo que se cayera-

¿Seguro? -le pregunté-

Sí, tranquilo -del cooler saqué una bolsita de hielo y con su permiso lo coloqué en la zona que mi botella había golpeado-

Fue demasiado vergonzoso, desde ese día, antes de lanzar algo, me fijaba a quien se lo debía lanzar, para no pasar la misma vergüenza otra vez. Tops fue demasiado amable, no se lo informó a la directora, a cambio, le dije que podía pedir cualquier bebida y no se la cobraría. Hablamos mucho y resulta que había venido a dejar a su primo, ni idea de quien era, pero ahí estaba. El festival estaba por comenzar, y yo tenía un número preparado, sin embargo, no podía dejar el puesto sin nadie a cargo, en ese momento quise llorar.

||𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐈𝐬 𝐏𝐫𝐞𝐠𝐧𝐚𝐧𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora