[Capítulo 3]

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- ¡Los quiero a todos en el jardín! - el grito se escuchó por toda la puerta principal del recinto de la familia menor - ¡ahora!

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- ¡Los quiero a todos en el jardín! - el grito se escuchó por toda la puerta principal del recinto de la familia menor - ¡ahora!

Los guardias y demás personal de la casa estaban quizás algo asustados. En todo el tiempo que llevaban trabajando para esa familia, ninguno de sus jefes había dado tanto miedo, como ahora Vegas lo daba. Si de por si él ya era alguien terrorífico, ahora que esperaba un bebé, los nervios y hormonas a flor de piel, provocaban que se volviera más irritable que de costumbre. Que Vegas los estuviera reuniendo a todos en el jardín, significaba que alguien moriría, alguien había cometido una falta grave, y sea cual sea su castigo, debía tomarlo sin rechistar.

Aunque no se esperaban que castigara a un guardia, sólo por que no consiguió a tiempo uno de los antojos de Vegas. Un antojo que para todos los demás, era algo... raro y quizás un poco asqueroso.

Camarones con arroz con leche.

Tal vez esperaban que el guardia quedara tendido en el suelo con un agujero en la cabeza, sin embargo, Vegas se soltó a llorar en cuanto vio los ojos suplicantes del hombre arrodillado delante de él.

- Creo que deberías ir por Khun Pete - susurró uno de los empleados a la compañera a su lado -

La mujer asintió y sigilosamente se adentró a la casa para buscar a Pete. Tuvo que correr y lo encontró en el otro extremo de la casa. A toda prisa se acercó y tras regular su respiración, habló.

- Khun, Khun Vegas está algo sensible - en cuanto ella mencionó al menor, Pete le dio su completa atención - está llorando en el jardín.

Pete corrió hacia el lugar mencionado con la mujer detrás de él. Llegando, la escena se le hizo tierna y también algo graciosa. Vegas tratando de impedir que nuevas lágrimas abandonaran sus ojos mientras que el guardia en el suelo hacía de todo para poder calmarlo. Con un carraspeo, Pete se hizo notar y ellos se dispersaron. El guardia se acercó a él y trató de explicarle todo. Pete asintió y le pidió a todos que se fueran. Los guardias y demás personal de la casa obedecieron, dejando a la pareja a solas.

- ¿Qué fue lo que sucedió?, ¿quieres contarme? - Pete preguntó mientras tomaba el rostro de Vegas entre sus manos -

- El imbécil no pudo conseguir algo que en verdad quería comer - Vegas respondió -

- ¿Y que era lo que querías comer? - preguntó con cuidado -

- Camarones con arroz con leche.

Pete tuvo que aguantarse una pequeña arcada y la cara de asquito que quiso poner. Sabía que si lo hacía, probablemente terminaría durmiendo en el complejo de la familia mayor y que Vegas no le hablaría por el resto de la semana y la mitad de la próxima.

- ¿En verdad lo quieres? - se atrevió a preguntar -

- Sí, desde ayer, pero no supe a quien pedírselo - Vegas respondió ya más calmado-

Pete asintió y dijo que saldría a buscar los camarones con arroz con leche, que le escribiera si quería comer algo más. Vegas dio su afirmativa y se adentró a la casa, directo a su habitación luego de despedir a Pete.

El hermano de Porsche estudiaba día y noche, pronto iría a rendir el examen de admisión y estaba seguro de que pasaría. Hace unos días, Kim y Porchay decidieron remodelar un poco el departamento del mayor, tirando algunas cosas y comprando otras nuevas. Mientras Chay estudiaba, Kim estaba en su habitación, junto a su guitarra y unas cuantas hojas, el mayor se aburría al estar casi todo el día ahí adentro, así que supuso que componer alguna canción haría que se distrajera del encierro.

Era casi medianoche y el hermano de Porsche seguía estudiando. Kim no podía dormir. Uno, porque la panza no le dejaba y dos, porque su novio no estaba con él. Con pereza se levantó de la cama y fue en busca de Porchay.

- Es tarde, ¿por qué no estás durmiendo, P'Kim? - Porchay preguntó, desviando la mirada de sus hojas en cuanto notó la presencia del mayor -

- No puedo, simplemente no puedo - se quejó Kim, arrastrando sus pies hasta el sofá- la panza no me deja, además, tú sigues aquí.

- En un momento termino, ¿puedes esperar un poco más?

- No, no puedo, ya deja esas hojas, aún tienes tiempo para prepararte.

- Pero-...

- Sin peros, quiero que entres en esa habitación en dos minutos, de lo contrario, agarra tus cosas y vuelve al complejo principal, yo me las arreglaré para dormir - Kim se encerró dando un portazo, haciendo suspirar a Porchay -

- ¿Estaré pagando algún pecado? - se preguntó a sí mismo -

- ¡¿Vienes o no?!

- Voy, estoy yendo, estoy yendo - Porchay se apresuró en guardar sus cosas y entró a hacerle compañía a su novio -

Si algo había aprendido una vez estuvo totalmente recuperado, es que Kim se había vuelto un poco mandón y quisquilloso, era completamente diferente al Kim que había conocido, se le hacía un poco gracioso, pero sólo cuando no terminaba durmiendo en el complejo principal. ¿Será que lo veía así porque estaba enamorado hasta la médula?, Porchay supuso que sí.

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¡Hola!, ¿cómo están?

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Los amo ∞

||𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐈𝐬 𝐏𝐫𝐞𝐠𝐧𝐚𝐧𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora