6. Traición
Abrí los ojos de golpe, como si en despertara después de haber estado desmayada y no dormida, desubicada, no terminaba de entender siquiera quién era yo hasta que el movimiento de la carreta me hizo recordar donde estaba, el mal olor revolvió mi estómago y cubrí mi boca para evitar vomitar, Nakill notó mi malestar.
—Señor—se acercó al viejo que dirigía los caballos el cual bufó en respuesta—¿Hará paradas o iremos directo a Mase?—Había escuchado que íbamos de camino a esa aldea pero también sabía que estaba bastante lejos.
—No paro hasta el atardecer, no conduciré de noche.
Volvió al puesto pensativo, era claro que no estaba acostumbrada a viajar tanto tiempo, que no había dormido ni comido bien y que además el desaseo de los pasajeros era algo que repudiar.
—No te molestes—musité apenas—estaré bien, falta poco para que anochezca.
Una vez el sol comenzó a ocultarse la carreta se detuvo, el viejo advirtió que partiría desde muy temprano para llegar al medio día a Mase, que era momento de comer y hacer las necesidades porque iba a pasar muchísimo tiempo antes de la siguiente parada, temblé una vez en la tierra y Nakill me fue de apoyo mientras el mareo cesaba.
—Es bueno que solo llevemos el maletín—dijo mientras me ayudaba a caminar un poco.
—Cuídalo con tu vida ¿de acuerdo?—mi expresión hizo que aquello sonara más como una orden.
—Siéntate, le compraré algo de comer a esa vieja.
—No le robes nada, ven aquí—lo detuve al notar las intenciones del chico, extendí una perla pequeña y pregunté—¿Esto alcanza?
—A penas para los dos—sonrió dejando ver su dentadura carente de un incisivo que apenas había comenzado a crecer, me recordó el cuidado que debía tener con él, también era un niño, pero parecía saber más que la misma Rosina.
Aquel pan duro me supo a gloria tras no haber comido en todo el día, mastiqué con esfuerzo pero muy lentamente, era la primera comida que probaba en completa libertad, definitivamente sabía mejor que los manjares que Briana de vez en cuando solicitaba a las cocineras... Briana, aquel pensamiento me hizo recordar la imagen de su cuerpo, respiré profundamente y levanté la mirada intentando huir de mis pensamientos, las nubes la cubrían un poco pero sabía que Ur me estaba cuidando. Más tarde, cuando noté que todos trataban de dormir en la fría hierba le rogamos al viejo que nos dejara dormir en la carreta, me sentía expuesta así que no desistí hasta que a regañadientes, el hombre accedió.
—Temo que nos quedemos dormidos y nos dejen—dije al acomodar el maletín en busca de comodidad sobre él, debía despistar un poco a mi acompañante—Nos turnaremos, de todos modos, dormí casi todo el día así que tomaré el primer turno, cuando no pueda más te despertaré y deberás estar muy atento.
—No te importa, sólo no demuestres cuánto valor tiene esa cosa, vas a llamar la atención—bostezó y rápidamente se hundió en un profundo sueño, yo me quedé en silencio pensando en que mi idea había salido al revés, era astuto pero al mismo tiempo despreocupado ¿Cómo podía dormir tan tranquilo?
Tras un par de horas, la imagen del cuerpo inerte de Briana volvió a molestarme, sólo la miré por unos segundos pero al cerrar los ojos era como si estuviera todavía frente a ella, seguramente esa imagen me mantendría despierta hasta el amanecer así que no podía hacer más que soportarlo, era el precio justo por haberme arriesgado tanto. Pronto, unos murmullos llamaron mi atención, en silencio me moví y traté de mirar por una de las grietas que se habían formado debido a lo vieja que era la carreta, pude ver a dos hombres revisando las cosas de quienes dormían "hice bien en dormir aquí, si quieren entrar tendrán que hacer mucho ruido" pensé con alivio, pero no dejé de estar alerta hasta que los hombres se fueron a dormir, no mostraron interés por revisar la carreta.
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Caperucita de Cristal
WerewolfMuy en el fondo de mi corazón sabía que era especial, pero no se trataba de algo como lo que ocurría en los cuentos que solía escuchar, yo no quería tener magia o un don que me facilitara la vida, en primer lugar, era tan niña como cualquier otra ni...