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3. El estudio

Como era costumbre, Yue se encargó de preparar a los niños para que comenzaran el día, si había algún tipo de evento como el de la mañana anterior entonces eran bañados y vestidos adecuadamente, si era un día común, simplemente trataba de que estuvieran cómodos. A sabiendas del pánico que los invadía, los trató con más ternura y cariño de lo usual y los acompañó hasta el salón principal en dónde Briana ya los esperaba junto a sus hijos.

—Ustedes saben cuánto detesto la mentira—comenzó a caminar de un lado a otro en aparente calma tan pronto todos estuvieron presentes—así que haré una pregunta y espero completa honestidad—el espanto recorría cada parte de sus pequeños cuerpos cuando Briana les hablaba tan sosegadamente.

—Rosina, ¿escapó?—arqueó una ceja mirando fijamente a uno de los niños.

—Sí, señorita Briana—dijo este pretendiendo imitar la calma de Amaris.

—¿Les dijo que lo haría?—soltó la pregunta al aire y Amaris aprovechó la oportunidad de responder.

—Señorita Briana, ella siempre se quejaba diciendo que algún día se marcharía, pensamos que sólo eran habladurías—Nebra, quien estaba tras su madre, asintió recordando haber escuchado a Rosina en más de una ocasión.

—Entiendo, eso quiere decir que nadie la ayudó—afirmó mirando a Amaris quien continuaba sin perder la compostura mientras que Yue no sabía si sentir orgullo o terror por ella.

—Sí señorita Briana, la noche anterior a la visita del Noble Señor Selver Gin, ella estuvo murmurando cosas en un rincón—respondió sin dejar de mirarla—no dejó que nadie se le acercara, quiero suponer que estuvo preparando su escape y ella estaba completamente sola—Briana entrecerró los ojos, aunque detestaba a la niña, amaba "tenerla de su lado", no sabía si era por miedo o si se había ganado su respeto de alguna forma, lo importante es que podía aprovecharse de eso.

—Muy bien Amaris—temblaba cuando se dirigía a ella por su nombre porque sabía que con ello no venía nada bueno—de ahora en adelante tu te encargarás de avisarme si algún mocoso piensa en algo tan estúpido como huir—asintió fingiendo orgullo—un niño menos implica un descuento en las donaciones, ustedes lo saben bien—recuperó su horrible expresión, "se estaba tardando" pensaron algunos—hoy no fregarás los pisos, puedes tener el día libre—levantó el pecho deteniéndose frente a ella—Por cierto querida, te queda mejor el castaño—Salió de la sala y tras ella, sus vestigios.

Los niños suspiraron aliviados, ciertamente Rosina sí tuvo ayuda y al menos la mitad de los niños hubieran tenido que pagar por ello si Briana le preguntaba a alguien más, pero gracias a lo ocurrido, Amaris se había ganado un poco de la confianza del orco y esto implicaba una ventaja. Por otro lado, la ahora "castaña" a la fuerza, no perdería la oportunidad de encerrarse todo el día en el estudio.

—Aquí estabas—dijo Yue entrando con cuidado—creo que hoy puedo mostrarte algo—se acercó a uno de los estantes más altos y sacó un maletín parecido al que Amaris había visto antes, pero este era más pequeño—el día que te trajo, tu padre traía esto también, cuando te recibí en mis brazos el me lo entregó con disimulo, entonces supe que debía tener cuidado con el contenido.

—y ¿Qué es?

—Aquí está lo que dictamina que eres Amaris Aureum, tu acta de nacimiento. Por respeto sólo me atreví a mirar eso así que lo que está aquí es tan nuevo para ti como para mi—Algo emocionada, la niña subió a su regazo y metió la mano al maletín, dejando al azar lo primero que leería.

—Aquí hay una carta, de... Bara- Brando, si, Brando Aure-um—volvió la vista hacia su nana con asombro y luego se apresuró a abrir el sobre—Hermano mío—comenzó a leer con lentitud—me he enterado que hace poco me diste la dicha de ser tío, me muero por conocer a la pequeña, os invito a ti y a Igna a pasar un par de semanas aquí. Mina estará encantada, sabes cuánto adora los bebés, también quiero hablar sobre esa idea tuya de construir un orfanato en el pueblo, te estaré esperando gustoso mi querido hermano—Amaris no pudo evitar notar el asombro en la expresión de Yue—mi tío tiene una letra muy bonita ¿Verdad?—Yue asintió y algo la empujó a revisar rápidamente todo el contenido del maletín.

Caperucita de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora