Capítulo cinco

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De un momento a otro perdí mi estabilidad —tanto mental como física—, me temblaron las piernas y por mis mejillas pasó un insoportable calor.

Armin... me... besó.

Me es difícil poner mis emociones en orden, no sé ni cómo reaccionar, esto es algo que no se me hubiese ocurrido que pasaría ni en mis sueños más extraños.

Un cosquilleo fluyó por mi espalda y se extendió hasta mi estómago. Sus labios eran suaves, dóciles, y con algo de torpeza se distanciaron de los míos. Por breves instantes contemplé su semblante enrojecido.

Apenas había sido un roce, algo inocente que provenía de un impulso infantil.

Ése beso fue un choque inexperto entre dos hombres, donde no se supo quién estaba más confundido. Duro segundos, unos pocos, pero fue lo suficiente para dejarme perplejo una buena cantidad de tiempo.

Sus brazos se agarraron con fuerza de mi cuello y sentí su rostro acurrucarse en la curvatura de mi hombro.

—¿A-Armin...? —intenté separarme de su cuerpo y solté mis manos de su cintura.

No podía entenderlo, ni a él ni a mí. Normalmente estaría molesto, irritado, pero es lo que menos siento.

—No me sueltes, por favor —habló muy bajito—. Estoy muy avergonzado... —no eres el único. Puedo sentir su frente en mi piel y está tan caliente que quema.

—Pero... Armin —mi mente está en blanco—. ¿P-por qué tú... hiciste algo así?

Se agarró más fuerte de mí... Nunca he estado en una situación así... Es mi primero beso, y es... con un chico.

—Es que... creo que... estoy enamorado de ti —¿Armin está qué?

—¿Enamorado? Armin, ¿cómo llegaste a esa conclusión...? —si alguien nos ve lo va a mal interpretar. Aunque si lo pienso bien es exactamente lo que parece.

—Hice una test y me salió que estaba enamorado —¡lo que faltaba!

—¿Qué?, Armin, ¿Escuché bien? ¿hiciste esto por un test de internet? —esto es incluso más ridículo de lo que la situación pueda aparentar a simple vista.

—Sí... —se aferró más a mí—. Sé que suena estúpido —ni que lo mencione—, pero la única persona que me llegó a la cabeza cuando hice eso... fuiste tú, si me preguntaban cosas de citas, comer o compartir, siempre eras la única opción de mi cabeza... Sé que suena descabellado, pero ¡por favor no te enojes!

Me quedé sin habla, así de sencillo. Mi corazón está acelerado, y el de Armin late tan fuerte que en el silencio del club de jardinería puedo escucharlo muy fuerte, como si mis oídos estuviesen en su pecho, suena armónico.

—Armin... —me atreví a tratar de dialogar, tengo la cabeza llena de tantas preguntas que me es difícil colocarlas en orden—, ¿no estarás confundido? Ya sabes... ese documento de preguntas que hiciste en internet... puede estar afectando tu juicio.

—¡Te digo que no es así! —soltó mi cuello y se agarró de mi abrigo bajando la mirada—. Me... me siento bien contigo, siempre estoy pensando en ti. Si juego me gusta imaginar que estás allí, conmigo. Tu compañía es la única que me gusta, ¿es que no te das cuenta de que te trato distinto a los demás?

—¿Distinto? —parezco retrasado repitiendo todo.

—¡Así es! Somos hombres y todo, pero eso no me importa.

—Pero Armin... a mí no me gustan los...

—¡Lo sé, lo sé! Sólo quería decirlo... ya no hay misterio, ahora actuaré —levantó su mirada clavando sus ojos color cobalto en mí— sin miedo, sin culpa.

Mi pecho se sacudió al escuchar su voz tan osada.

—Armin, ¿te das cuenta de lo que estás diciendo? —es probable que no le esté tomando el peso a lo que dice.

—Sí, pero... Lysandro... ¿a ti no te pasa algo cuando estás conmigo? —una de sus manos las paso por mis mejillas rozando con suavidad mi piel—. Quiero que sepas que... tengo ganas de salir corriendo —eso fue honesto—, pero no lo haré, porque no me seguirás —la posición en la que me encuentro a conseguido ponerme nervioso—. Ansío que entiendas que para mi eres especial —se tomó de mis hombros y sus mejillas enrojecieron aún más—, por eso soy diferente contigo, pero... por más que lo pienso, tú te muestras siempre tan... perfecto, elegante, y yo... yo soy un desastre —mordió su labio y cubrió su rostro con el flequillo.

—No eres un desastre —tomé de su muñeca y lo miré más fijo que antes—. No tienes todo claro, eso es todo.

—¡No es así! ¡estoy seguro! ¡quiero que me tomes en serio! ¿sentiste algo cuando te besé que no fuese asco? —nunca sentí asco, ni de cerca estuve pensando algo así. Negué con la cabeza—¿Lo ves? ¡Simplemente no lo habías pensado!

—Armin... no está bien algo así —¿qué es lo que siento por Armin? ¿podría estar atraído por él?, ¿por qué no me irrita recordar que me besó?

—¿Por qué? ¿por qué soy un chico? —se soltó de mi agarre y frunció el ceño.

—No, eso no tiene nada que ver —tengo que resolver mis dudas.

—¿Entonces qué?

—Alguien podría aprovecharse de tus sentimientos si eres así de ingenuo.

Si él se hubiese enamorado de alguien más, esa persona podría sacar provecho de esos sentimientos y abusar de él, los impulsos de Armin son para descontrolarse.

—¿Aprovecharse?, ¿cómo? —con no sé qué confianza le tomé por la cintura y junte nuestras frentes.

Pude observar como sus ojos se paseaban curiosos por mi rostro. Tengo que descifrar mis sentimientos, requiero tenerlos sin dudar. No me importa si es hombre o no, soy de la idea de que el amor es libre, sólo que a la hora de imaginarme con alguien... jamás lo hice con un chico.

—¿L-Lysandro?, no entiendo...

—Así podrían aprovecharse de ti —dejé a mis instintos reaccionar y llevé mis labios a los suyos tratando de despejar las interrogantes que invadían mi mente.

Una corriente me pasó por todo el cuerpo haciéndome estremecer, luego de unos segundos, lo solté.

Sus ojos estaban tan abiertos como se lo permitía el gesto humano, y lo entiendo.

—L-Lysandro... —sus manos temblaban. Yo sabía que no estaba listo para algo así.

—¿Lo ves?, no estás preparado para esto, no sabes lo que dices, y por tomar a la ligera tus sentimientos alguien puede hacerte esta clase de cosas.

—Si eres tú... —bajó su mirada ocultando su rostro en la bufanda con ayuda de sus manos— no me importa...

—Armin... —¿qué tan lejos se puede llegar con un capricho así?

—Lysandro... —tomó con delicadeza la manga de mi camisa—, ¿quieres que te cuente... algo que soñé anoche?

Lysandro&Armin [Corazón De Melón/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora