Capítulo diez

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—¿Y, ¿qué opinas?

—Creo que te queda estupendamente, es mejor de lo que imaginé.

—... no es cierto —le respondí con cierto aire abrumado ante la estúpida interrogante que yo mismo había formulado—, llevo AÑOS sin sentirme tan ridículo como ahora.

—No te ves ridículo... pero... debo admitir que... de alguna manera... es extraño verte así.

—Cambié de opinión, no haré esto.

—Eres alto y majestuoso, te queda bien.

—No, Sucrette, te equivocas. Me veo como un anómalo aburrido increíblemente extravagante que utiliza una indignante vestimenta, que por lo demás me hace ver estrafalario, y no sólo eso, ni siquiera he mencionado lo absurdo que es todo esto... luzco... grotesco, ¿Qué es esto, alas? además de...

—Te callas o te callo. Lysandro, estás IGUAL al personaje, pareces un ángel.

—Mira, no sé quién es Sakura, mucho menos qué hace al personaje Yukito o Yue tan especial, y siento que estoy perdiendo el juicio con lo que respecta esta situación.

—¿Quieres que Armin te perdone?

—Sí, pero...

—Sin peros. Caballero, nos llevamos esto.

—Sucrette, por favor... no.

—No sé qué le hiciste a Armin para molestarlo de esa forma, sin embargo, sí logró que utilizaras esta ropa... quiere decir que le aprecias mucho.

—... aún así no puedo hacer esto.

—¿Si me disfrazo de Sakura lo harás?

—...

—Tomaré eso como un sí.

—... ¿Qué hacemos ahora?

—Pedir los trajes. SEÑOR —Sucrette llamó la atención del vendedor con cierto aire entusiasta—, venga, por favor.

—Dígame, dama.

—Necesito un traje.

—¿De qué personaje? —mi amiga pareció pensárselo, luego sonrió divertida.

—Llave que guardas los poderes de la oscuridad, muestra tu verdadera forma ante Sakura, quien aceptó esta misión contigo ¡Libérate! —gritó para que finalmente todos en la tienda la quedasen mirando fijamente.

—En seguida se lo traigo —y desapareció entre un abundante armario.

—¿Qué te pareció? —preguntó inocentemente.

—... en verdad quiero irme...

* * *

Armin



Lysandro, el hombre de cabello blanco.

Adornado con pañuelos blancos

Refinado como los puros mantos

Que se tocan suciamente en los astros


—¿Qué se tocan suciamente en los astros? ¿Qué estás haciendo, Armin?

—Un poema para Lysandro, ¿no se nota?

—Eres un asco.

—¡Hazlo tú!

—No fui yo quien le dijo 《intento de poeta》, te lo recuerdo.

Lysandro&Armin [Corazón De Melón/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora