Parece que las aventuras nunca se acaban para Kratos y Atreus, una misteriosa chica aparece un día pidiendo ayuda al joven y al Dios. Pronto se relevara la existencia de un nuevo y olvidado reino, una nueva aventura llena de enemigos, amistades y...
Ambos se adentran en la sala del trono bajo la fulminante mirada de Kalevi, quien se regocija de placer en el trono.
Eyra frunce el ceño, la rabia comienza a apoderarse de ella, la impotencia de la escena que esta presenciando la carcome por dentro.
-Veo que has podido llegar hasta mi, enhorabuena, aunque no vas a tardar demasiado en reunirte con tu familia-. Dijo empuñando su arma.
-Vengo a reclamar lo que es mío Kalevi, no hagas esto más difícil de lo que es ya y ríndete de una vez. No quiero pelear contigo-.
-¡Jajaja, eres muy graciosa querida Eyra, me ha costado mucho trabajo y sacrificio llegar hasta aquí! ¿Crees que te lo voy a ceder tan a la ligera? ¿A ti, a una patética chiquilla que ni siquiera es capaz de controlar sus poderes? ¡Qué ilusa eres!-.
-Muy bien, no quería llegar a esto pero no me dejas alternativa. Yo, Eyra Dragonit te desafío a ti, Kalevi Dragonit a un duelo de muerte por el trono-. Kalevi no podía creerse que su sobrina lo iba a retar a un duelo y mucho menos a uno de muerte.
Este empezó a reírse tanto que casi daba miedo, su risa era malévola y ponía de punta los bellos de los presentes.
-¡Ey ey, espera! ¿A qué te refieres con duelo a muerte?-. Le pregunto Atreus alterado ante las palabras que la rubia había pronunciado, esta lo observo con una mirada entristecida.
-La única forma que tengo de reclamar el trono es batiéndome con él a un duelo de muerte, es decir... la batalla no acabara hasta que uno de los dos muera Atreus-.
-¡No, no puedes hacer eso! ¡Me niego a perderte, tiene que haber otra forma!-. Exclamo mientras negaba varias veces con la cabeza y daba un paso hacia atrás.
-Es la única forma Atreus, créeme si te digo que haría lo que fuera por encontrar otro camino, pero este es el único, uno de los dos debe de morir para que el otro reine-.
-Parece que el joven no quiere que mueres, aww que mono es, dile que no se preocupe el acabara con el mismo destino que tu, con la cabeza en una estaca adornando el balcón-.
Eyra lo miro enfurecida, desenvaino su espada y lo apunto.
-No te atrevas a tocarlo ni un solo pelo desgraciado. El no tiene nada que ver con esto, así que no lo metas. Lo siento Atreus, perdóname por esto, pero no puedo permitirme distracciones-. El joven lo miro con miedo cuando dijo aquello y sin que le diera tiempo a hablar Eyra formulo un hechizo, una gran sombra se extendió debajo de él y decenas de manos salieron hacia afuera, lo agarraron de las piernas y manos, con tanta fuerza que por mucho que Atreus se resistiera era imposible librarse.
Cuando estuvo a punto de reclamarle a ella que es lo que estaba haciendo y que lo dejara libre una mano le tapo la boca.
Eyra lo observo con una mirada tan dulce y una sonrisa tranquilizadora, y entonces Atreus por primera vez en su vida sintió el verdadero terror.
Esta se giro y volvió su rostro neutro, dio algunos pasos hacia el trono y suspiro pesadamente algunas veces, rezo todo lo que pudo y le pidió protección a su familia.
Kalevi se levanto de su asiento y con gran altanería fue bajando cada escalón, sin duda estaba demasiado confiado en el mismo.
Ambos pararon cuando estuvieron a escasos metros del otro, esperando quien hacia el primer movimiento.
Y de un rápido movimiento ambos se lanzaron contra el otro con una gran fiereza.
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