𝘿𝙖𝙣𝙯𝙖 𝙙𝙚 𝙙𝙧𝙖𝙜𝙤𝙣𝙚𝙨 「𝙂𝙤𝙙 𝙤𝙛 𝙬𝙖𝙧」

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 23: ᴅᴇsᴘᴜᴇ́s ᴅᴇ ᴛᴀɴᴛᴏ, ᴘᴀʀᴀ sɪᴇᴍᴘʀᴇ

-Cientos de años más tarde, en alguna parte del reino

Cientos de años habían pasado ya desde la historia de amor que Atreus y Eyra habían vivido, años donde la raza tanto humana como el resto habían evolucionado hasta la sociedad que conocemos hoy en día.

Eyra había vivido muchos años más que Atreus, quedando viuda demasiado pronto para su gusto, pero aquel vacio que el joven había dejado con su partida fue llenado con el amor, las risas y cariños de todos sus hijos.

Eyra en su lecho de muerte, cuando estaba a punto de abandonar el mundo de los vivos solo tuvo un deseo.

"Renacer y volver a encontrarse con su único amor"

Después de aquello partió al mas allá, dejando su legado en manos de sus sucesores, los cuales reinarían con la misma gracia, amabilidad y justicia que su madre y padre les habían enseñado.

Y así, con el paso de los años, todo fue evolucionando, dejando atrás los monstruos, guerras y sobre todo, la magia.

Tantos fueron esos años que a día de hoy la magia era solo eso, magia, aquella cosa fantástica que solo se escuchaba en los libros y películas.

Nada quedaba ya de los poderes de antaño, las criaturas fantásticas y los dioses.

Ahora la gente tenía vidas monótonas, vidas que podían considerarse "normales", incluso la existencia de otros reinos se les fueron olvidando con el paso del tiempo.

Nada quedo del mundo que una vez conocimos, incluso apenas quedaban algunos escritos y libros que relataban las leyendas antiguas, muchas se perdieron y con el paso del tiempo cayeron en el olvido.

Y junto a ellos, las monarquías desaparecieron, dando lugar a repúblicas.

O eso pensaban algunos, sin embargo la magia existiría siempre en aquellos que creían en ella, y pensaban que no eran un cuento de hadas y aquellas personas, bendecidas por el don antiguo eran capaces de conocer al mundo perdido de antaño.

Pero solo unos pocos afortunados existían.

Y ese fue el caso de Anna, la reencarnación de la reina Eyra, quien a causa de un accidente de coche y golpearse la cabeza había recuperado de forma milagrosa todos los recuerdos de su vida pasada.

A Anna siempre le había fascinado el mundo de la magia, de la fantasía, los cuentos de hadas, se la pasaba todo el día leyendo y creando historias en su mente.

Algo en el fondo de su corazón sabía que la magia era real, pero que todos habían perdido la capacidad y el conocimiento de poder usarlo.

Y entonces, gracias a aquel accidente lo recordó todo.

Recordó quien fue en su vida pasada, sus poderes, aunque ya no podía usarlos más, sus amigos, sus hijos...

Recordó a Atreus y sobre todo recordó el deseo que pidió antes de morir.

Había renacido para encontrarse con el de nuevo y así haría, lo buscaría por todos lados, una nueva vida se le había concedido y pensaba aprovecharla al máximo, pero junto a él.

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Anna tras despertarse en aquel hospital supo que algo dentro de ella había cambiado, seguía siendo la misma sí, pero las memorias y recuerdos de su antepasado le inundaban el cerebro.

Todo, desde su nacimiento, hasta la masacre de su familia, el encuentro con Atreus, su vida junto a él, la despedida de cuando falleció... Todo.

Lo había recordado todo.