ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 20: ᴍɪ ʀᴇɪɴᴀ

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Los rayos de sol que entraban por las grandes ventanas hicieron que Eyra se removiera en su gran cama, gruño un poco sabiendo que pronto se tendría que despertar y retomar sus tareas.

Pudo entonces sentir un cálido cuerpo detrás de ella abrazándola con firmeza, podía sentir la tranquila respiración de Atreus en su nuca.

Aquello la puso muy nerviosa y aunque su corazón estaba rebosante de felicidad sabía que si alguna criada entraba y los veían así, se armaría una buena.

Con toda su fuerza de voluntad se levanto, observo cómo este dormía plácidamente y se dio el lujo de admirar su rostro.

Las marcadas facciones, junto a su corto pelo pelirrojo y sus cicatrices por toda la cara lo hacían más atractivo de lo que ya era.

Sonrió.

Podría acostumbrarse a aquello

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Podría acostumbrarse a aquello.

Se levanto de la mullida cama y se cambio con rapidez, tenía que evitar que hoy su criada le llevara el desayuno ahí, saldría rápido y daría la orden de que desayunaría en su despacho. Confiando en que pronto Atreus se levantara y se fuera de allí.

Tras llenarse por completo el estomago y coger suficientes fuerzas se puso manos a la obra, todavía le quedaba un duro trabajo en organizar aquel baile para conocer a sus pretendientes.

Y solo tenía 4 días.

Sabía que no iba a escoger a ninguno de ellos, pero al menos seria cortes y no quería ser maleducada en rechazarlos a todos sin dar la cara. De esta forma el consejo estaría contento con ella y la dejaría en paz hasta que volvieran a dar la tabarra con el tema.

Se llevo toda la mañana, de un lado para otro, organizando las invitaciones, el banquete, decoración... bla bla bla. Lo de siempre.

Aunque estaba inmerso en todo aquello, su mente no podía dejar de pensar en todo lo que paso ayer con Atreus, su corazón saltaba de felicidad y se le escapaba una sonrisa tonta cada vez que lo recodaba.

No veía el momento en estar a solas con el de nuevo.

Quería que se lo contara todo, todas las aventuras que había vivido ese tiempo atrás, a que monstruos se habían enfrentado y que tesoros habían descubierto.

Y como si el destino la estuviera escuchado, justo en aquel momento Atreus salto y apareció por el balcón de su despacho, dándole un susto a Eyra.

-¡Atreus, por Merlín, me vas a matar! ¿Acaso no sabes lo que es una puerta?-. Le regaño.

-Me gusta más por la ventana, queda mas romántico ¿No te parece?-. Dijo divertido acercándose a ella.

-No, no me lo parece. Pareces un mono-. Dijo volviendo la vista a sus papeles.

-No lo parezco, lo soy. ¿Te he contado alguna vez cuando escale por completo la muralla de Asgard?-.

-¿Qué? ¿Enserio escalaste ese fastidioso muro?-.

𝘿𝙖𝙣𝙯𝙖 𝙙𝙚 𝙙𝙧𝙖𝙜𝙤𝙣𝙚𝙨 「𝙂𝙤𝙙 𝙤𝙛 𝙬𝙖𝙧」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora