ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 4: ʜᴏɢᴀʀ ʀᴏᴛᴏ

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Eyra miro a su alrededor con cierto temor de haberse encontrado cara a cara con un enemigo, no sabia con exactitud en qué punto de su hogar la dejaría aquel hechizo.

Suspiro aliviada al ver que a su alrededor solo había altos y robustos arboles, reconocía a la perfecciona aquella zona, no quedaba muy lejos de su casa ya que con su hermano pequeño solían escaparse y recorrer aquellas tierras, así que se las conocía como la palma de su mano.

Agarro con fuerza la espada que colgaba de su cintura, la suerte estaba echada y solo le quedaba rezar para salir viva de allí.

O al menos enterita de una pieza.

Así que sin pensárselo 2 veces, comenzó a andar, por el camino no pudo evitar pensar en los amigos que había dejado atrás, Kratos, Freya... Atreus.

No iba a mentir le había dolido que ellos se negaran a ayudarla, en su interior mantuvo una pequeña esperanza de que a última hora le dieran la noticia de que la acompañarían en su viaje.

El destino quería que ella se encontrara con esas personas por algún motivo y estaría dispuesta a averiguarlo.

A escasos metros pudo ver como los arboles empezaban a disiparse, estaba ya cerca, quedaba menos para ver de nuevo a su familia.

Cuando salió de aquel bosque lo primero que vio fue las grandes puertas que daban la entrada a su hogar, Dragheim, por fin había vuelto.

Pero algo no cuadraba, algo no iba bien, lo podía sentir en el interior de su ser, un pequeño escalofrío le recorrió la espalda, el peligro estaba cerca

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Pero algo no cuadraba, algo no iba bien, lo podía sentir en el interior de su ser, un pequeño escalofrío le recorrió la espalda, el peligro estaba cerca.

Así que pensó que era mejor que entrada sin levantar sospechas o llamar la atención, entraría por alguna puerta secreta de tantas que había y apenas algunas personas conocían.

Ando varios metros hacia la izquierda, fue tanteando con la mano los ladrillos hasta que dio con uno que tenía un símbolo apenas visible tallado en una esquina.

Lo pulso con un poco de fuerza y de repente unas escaleras aparecieron a su lado, se trataba de un pasillo secreto subterráneo que llevaba ahí hace siglos y que Eyra un día jugando lo encontró.

Miro a su alrededor a ver si alguien la había visto y al asegurarse que allí no había nadie, sin ninguna dilación se adentro hasta perderse en la oscuridad de los antiguos ladrillos de ese castillo.

Apenas le tomo 5 minutos hasta llegar a su destino, el olor a moho y tierra mojada se le metió en la sien hasta marearla y las ratas corriendo por su lado le hacían tener ganas de salir ya de ahí.

Cuando llegue a una puerta de madera, que apenas se mantenía en pie y de milagro la empujo lentamente y con mucha suavidad.

Aquel pasadizo daba a una casa que estaba abandonada hace muchos años, normalmente no había nadie allí aunque debía de tener cuidado ya que podría darse el caso de que algún sin techo se metiera allí a pasar la noche.

𝘿𝙖𝙣𝙯𝙖 𝙙𝙚 𝙙𝙧𝙖𝙜𝙤𝙣𝙚𝙨 「𝙂𝙤𝙙 𝙤𝙛 𝙬𝙖𝙧」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora