Parece que las aventuras nunca se acaban para Kratos y Atreus, una misteriosa chica aparece un día pidiendo ayuda al joven y al Dios. Pronto se relevara la existencia de un nuevo y olvidado reino, una nueva aventura llena de enemigos, amistades y...
El tan ansiado, aunque molesto día del baile había llegado en el palacio, los criados, como siempre corrían de un lado a otro ultimando los preparativos y asegurándose de que no faltaba de nada.
En pocos minutos los invitados empezarían a llegar, el castillo pronto estaría repleto de gente, pero sobre todo, de hombres deseando mostrar su fuerza y valía ante el consejo y la reina para impresionarla.
Eyra estaba terminando de arreglar unos papeles en su despacho, su criada había insistido en que no hiciera nada ya que corría el peligro de que se manchara el vestido. La habían dejado impecable, un cómodo vestido y todo el pelo recogido para atrás con una tiara.
Pero Eyra hizo oído sordos ante lo que le dijeron y tal como había salido de su habitación se había encerrado en su despacho, aprovechando hasta el último minuto.
Las 2 últimas noches Atreus no había aparecido por su habitación ni por el castillo, Eyra estaba un poco preocupada ya que siempre le solía mandar mensajes para avisarla de que hoy no podría ir a verla.
Sabía que él estaba bien, era fuerte, pero sus ganas de verlo y estar juntos eran tan grandes que todo el tiempo que pasaban con la compañía del otro era poco.
Alguien llamo a la puerta y tras escuchar el "Adelante" de Eyra la cabeza de su secretario se asomo por el quicio.
-Señora, ya están llegando los primero invitados, ruego su presencia en cuanto pueda-. Informo.
Eyra suspiro pesadamente.
-Sí, ahora mismo voy. Gracias por avisarme-.
-Majestad-. Se despidió para irse tan rápido como había aparecido.
"Maldita sea, pienso pillarme unas buenas vacaciones en cuanto pueda. Siento que he envejecido en tan solo meses" Pensaba Eyra con amargura.
Esta se levanto de la silla y tras acomodar su vestido y comprobar que no tenía ninguna mancha de tinta se puso en camino hacia la sala del trono.
Los guardias en cuanto la vieron abrieron la gran puerta, acompañado de una reverencia cuando ella pasó por enfrente.
Ando rápidamente hacia el trono y se sentó, intento mantener la calma, pero en el fondo todo este tipo de reuniones y celebraciones la ponían de los nervios.
Cuando estaba sentada allí era visible fácilmente, todo el mundo podía verla y no tenía ninguna oportunidad de correr o esconderse.
Suspiro pesadamente un par de veces.
"Bien, contra antes empecemos antes acabara"
-¡Abran las puertas, los invitados pueden pasar!-. Dio la orden e inmediatamente las grandes puertas se abrieron por completo.
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