XVI CAFÉ DULCE Y COMPAÑÍA AMARGA.

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XVI


¿No te das cuenta que tengo sed de ti?.










Lauren abrió los ojos encontrándose con el techo de su habitación del hotel. En cuanto levantó las sábanas para ir al baño, descubrió para su sorpresa todo su cuerpo desnudo.

Su mente automáticamente recreo todo los sucesos de la noche anterior provocando que todo se le viniera abajo ¿Cómo se había dejado manipular tan rápidamente? Se sujetó la cabeza con ambas manos y se apartó de la cama, sintiendo un leve tirón en su entrepierna que servía como otro recordatorio de lo que había vivido tan solo horas atrás.

Entró a la ducha rápidamente sin otra cosa en la mente más que las escenas placenteras que había sentido a flor de piel, dejó que el agua se desplazará por toda su piel. Pasó sus manos en su cuello, donde Camila había estado repartiendo sensuales besos, por sus pechos, donde había sentido su lengua caliente.

Las manos estaban tocando cada parte de su cuerpo sin dejar ningún rincón sin explorar. Su respiración era agitada, y aun con los ojos cerrados sus manos se dirigieron compulsivamente hacia el sur de su cuerpo, donde la temperatura era aún más elevada.

Sintió un ligero dolor de la noche anterior mezclado con el despertar de una corriente placentera.

De repente la realidad la golpeó justo a la vez que recordaba el sonido del portazo. Quito las manos de donde estaban y abrió los ojos haciendo una clara mueca de reproche para sí misma.

-No sé qué clase de estupidez estoy haciendo-dijo.

Salió de la ducha y se colocó la bata. Si, la misma de anoche que volvía a revivir los recuerdos.

En cuanto terminó de cambiarse, maquillarse y demás cosas que habían durado alrededor de casi una hora su celular sonó.

El involuntario golpeteo de su corazón no se hizo esperar en ese momento, pero el alivio que sintió fue demasiado cuando había sido la asistente de Évy que llamaba para tomar un café tal y cual lo había prometido la noche anterior, era una mujer de palabra.

Tenía 15 minutos todavía para llegar, pero el lugar no estaba muy cerca del hotel que digamos, así que se dispuso a marcharse cuanto antes. No vaya a ser cosa de llevarse una sorpresa de volver a tener otra inesperada visita, porque si lo pensaba mejor, no sabría que podría llegar a ocurrir. Le indico la dirección al chofer que estaba a su disposición y así se marchó hacia el lugar de encuentro.

El lugar desde el lado de afuera no se veía mal y no dudaba que por dentro tampoco, conociendo a Évy Le Brun y sus gustos, seguramente sería un lugar relajante pero sin dejar de ser fino. Y en cuanto entró era todo eso y más, también era algo íntimo. Ya que había tenues luces rojas en la barra y velas adornadas en los centros de mesas.

Observó detenidamente mesa por mesa buscando la gran cabellera castaña de Évy, y en cuanto la localizó se le aceleró el pulso.

La señora Le Brun no estaba sola. Había una larga cabellera negra y ondulada a su lado, esta se había acercado a decirle algo y llegó hasta sus oídos la carcajada que desprendió la otra estricta mujer.

Lauren solamente esperaba que no fuera la persona a la que menos estaría preparada para ver en esos momentos, tuvo ganas de dar media vuelta y desaparecer de ahí cuanto antes.

Pero fue como si Évy hubiera escuchado sus pensamientos, porque se giró encontrándose con ella como un disparo directo a sus ojos. Ella le sonrió y Lauren por inercia tuvo que hacerlo, pero no fue más que una sonrisa temblorosa y nerviosa.

Enemigas Y Algo Más - Camren AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora