La vida de una chica la cual comienza a descubrir su sexualidad, y pone en duda su género. Mientras se ve entre la espada del amor y la aceptación.
Esta historia no está hecha con el fin de ofender a nadie, si te llego a ofender me disculpo.
Todas l...
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CAPÍTULO 7
Ya llevábamos casi dos horas en el bar, al principio la música me resultaba ensordecedora y molesta, pero luego de unos minutos me acostumbre a esta.
El bar era bastante bonito, las decoraciones estaban casi todas centradas en el brillo y las luces que palpitaban al compás de las canciones. Me sorprendió bastante el nivel de convencimiento que tenía Andrés, ya que justo cuando estábamos en la puerta y el seguridad nos miró y me miro, sabía que no me iba a dejar entrar, pero él le dijo una que otra cosa, así que el seguridad simplemente nos dio la advertencia de que si me veía tomando cualquier tipo de alcohol, me sacaría a patadas del establecimiento.
Así que aquí me tenías bebiendo una piña colada sin alcohol y escuchando la música. Al llegar no tarde mucho en darme cuenta de que se trataba de un bar gay, y no uno cualquiera a simple viste, se podía decir que era un bar normal, ya que dentro se encontraban mujeres y hombres, pero luego de los minutos te dabas cuenta de que estos no interactuaban o por lo menos no como lo harían normalmente, habían chicas besándose en los rincones oscuros, chicos coqueteando abiertamente con los encargados de la barra, y todos bailaban pegados.
Andrés me había invitado a bailar, pero la verdad no tenía la seguridad para pararme en frente de todas esas personas, así que solo observaba desde la barra, como este dejaba todo en la pista de baile.
Le di un sorbo a mi piña colada, cuando una chica se me acerca, y no sé qué hacer.
- Estás sola lindura. Me pregunta tocando su cabello de una forma bastante graciosa para mi parecer, pero para ella apuesto que era muy seductora.
- No vine con un amigo. Dije tratando de ser amable.
- Y te gustaría que nos divirtamos un rato.
Okey, eso me tomo totalmente desprevenido, busco con la mirada a Andrés y este está literalmente en otro mundo, pero logro recordar lo que me dijo – haré que te olvides de esa chica-
Tal vez era la oportunidad que necesitaba para sacar de mi mente a Yereni, después de todo ella seguramente ni estaba pensando en mí, y esta chica era bastante atractiva. No lo pensé dos veces y le sonreí.
- Quieres bailar. Le pregunté con el mayor intento de seguridad que pude reunir en ese instante.
Esta tomo mi mano y me deje dirigir hasta la pista de baile, donde me tope con la mirada de aprobación de Andrés.
La chica se acercó a mí mientras movía el cuerpo al ritmo de la música, yo hacía lo mismo, mientras ella rosaba sus manos por mi cintura, bajo sus manos hasta tomar las mías y ponerlas en sus caderas, la música se oía cada vez más lejana, estaba tan concentrado en detallarla que solo podía escuchar el sonido de nuestras respiraciones conectándose, mientras bailábamos y los centímetros que nos separaban se iban acortando cada vez más, hasta que nuestras narices se rosaron. Un movimiento hubiera bastado para que nuestros labios se juntaran, y eso no me hubiera molestado para nada, pero en vez de besarla, me aleje.
No pude entender muy bien el sentimiento que sentí en ese momento, solo sé que pensé que no podía hacerle eso, era consciente de que la iba a utilizar para olvidarme de Yereni, pero que si no quería olvidarla, que si lo que quería era llamarla y escuchar su voz.
Mientras salía de la pista de baile, la música se volvió demasiado molesta para mí, busque un lugar alejado de esta y el único que encontré fue el baño, vi a unas chicas retocándose el maquillaje, pero no les preste casi atención, me encontraba demasiado agitado, y me molestaba demasiado no saber la razón. Cuando menos me lo espere ya de mis ojos brotaban lágrimas, las cuales no podía detener.
Llore en silencio.
Y en lo único que podía pensar era, en si podía llamar a Yereni, si me respondería, si volveríamos a ser cercanas. No me importa si no llegamos a ser nada más que amigas, para eso es más que suficiente.
