Capítulo 16

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Capítulo 16

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Capítulo 16

Estaba en shock completamente, hace tan solo unos minutos papa se encontraba descansando plácidamente, y ahora el doctor simplemente llega con la noticia de que no lo pudieron salvar.

Me encuentro sentada en una banca que se encuentra fuera del hospital, el frío de la noche me estremece, pero el caliente de mis lágrimas que no paran de rodar por mis mejillas.

Mi garganta arde, debería entrar, pero me niego a ver como la habitación en la cual se encontraba mi padre, se encuentra vaciá o habitada por otro internado.

Mi teléfono vibra, es una llamada, no quiero contestarla, pero aun así reviso mi teléfono, es Andrés, esto me da un sentimiento de reconfortante.

Contesto la llamada:

-      Cariño, qué tal se encuentra tu padre, ¿necesitas algo?

Este comentario hace que rompa en llanto nuevamente, comienzo a balbucear, tratando de contarle lo ocurrido, pero no estoy segura de sí, me llega a entender alguna cosa.

Cuando termino de tratar de explicarle, solo escucho una oración.

-      Tranquilo, voy de camino.

Luego de esto cuelga, para a los minutos veo como su auto ridículamente escandaloso, se estaciona, este se desmonta y en cuanto llega a mí me abraza.

No sé cómo logra Andrés, entender los sentimientos que tengo, pero me alegra bastante que sepa que lo único que necesito es un abrazo.

Pasamos unos minutos en silencio, en los cuales las lágrimas me ardían en la garganta.

-       Creo que ya es tiempo de que vallamos dentro.

Asentí, y nos dirigimos en donde se encontraba mi madre, esta no paraba de llorar, hasta que me observo.

-      Todo esto es tu culpa. Me grito, llamando la atención de todos en el hospital.

No sabía que hacer, no quería discutir y tal vez si era mi culpa.

-      Vete con todos tus demonios lejos de la familia que destruiste. Me lanzo su bolso.

Unas enfermeras la sujetaron, mientras ella seguía gritándome cosas horribles.

-      Vámonos. Fue lo único que dije, para luego salir por la puerta, mientras Andrés me seguía.

Nos fuimos en su auto, en silencio, no tenía que hablar, mi cabeza estaba demasiada ocupada. Si tan solo no fuera un problema para mi familia, esto no hubiera pasado, si yo no estuviera tan enferma. Las lágrimas salieron sin control.

El auto se detuvo, y escuché como Andrés me decía.

-      Nada de esto es tu culpa.

-      Si lo es.

-      Tú ni nadie podía llegar a saber que pasaría ese accidente.

-      Si yo tan solo no hubiera sido un dolor de cabeza en estos momentos, él no se habría distraído en el trabajo, y esto no hubiera pasado.

-      Problema, tú no eres un problema por querer ser quién eres.

-      Ese es el punto, ni siquiera sé quién soy, antes estaba seguro de que quería ser hombre, pero ahora no lo sé.

Respire profundo.

-      En estos días me he sentido increíble, me he mirado al espejo y me he amado, sin necesidad de decidirme por un género, solamente siendo yo mismo, me he pasado toda mi vida odiándome por haber nacido mujer, queriendo ser algo más.

Las palabras ya no salían, no sabía muy bien que decir, ni si él me estaba comprendiendo.

-      Pues deja de buscar encajar con algún género. Lo observé con confusión – tan solo sé tú, que crees que yo supe al instante que era gay, para nada al principio pensé que era bi, pero luego me di cuenta de que me encantan los hombres, y eso está bien. Puedes cambiar lo que eres si no te sientes cómoda, y a nadie le tiene que importar, porque es lo que tú eres.

Él me observo para luego darme un pequeño abrazo.

-      No tienes nada de culpa de lo que ocurrió, y estoy seguro de que tu padre lo sabe.

Asentí. Para luego mirar por la ventana mientras el auto se ponía en marcha nuevamente.

Tenía bastante que pensar, y no paraban de aparecer recuerdos con mi padre en mi mente. Él no era el padre perfecto, pero sé que lo intentaba, y eso hubiera sido suficiente, si tan solo hubiéramos tenido más tiempo.

La chica de la zapatilla sucias (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora