120 - Mi nombre

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En una silenciosa habitación oscura.

Airon abrió los ojos de repente, se levantó repentinamente de la cama, cubrió su pecho ligeramente con sus amplias palmas, jadeó continuamente y se sentó en la cama sin comprender, mirando la habitación oscura, incapaz de recuperarse durante mucho tiempo de la conmoción repentina.

Después de un rato, giró la cabeza, miró el espacio ligeramente oscuro fuera de la ventana, se tocó la cara inconscientemente, recordó la escena real en el sueño de hace un momento y, por alguna razón, de repente tuvo una sensación de deja vu.

Pero en un trance, las cosas del sueño volvieron a ser borrosas, irreales, y cuando Airon quiso recordarlas cuidadosamente, no puo recordar nada en absoluto.

Suspirando impotente, Airon dejó de pensar en eso por el momento, levantó la colcha que cubría su cuerpo y se levantó de la cama, caminó directamente al baño, extendió la mano para tomar una cubeta de agua, sostuvo el agua con ambas manos y se enjuagó la cara directamente. El agua tocó sus mejillas, haciéndolo instantáneamente mucho más sobrio.

Después de limpiarse las manchas de agua que quedaban en su rostro, levantó la cabeza y se miró en el espejo frente a él. En el espejo, había un hombre de veinticinco años con el cabello desordenado y una expresión carente de buenas emociones.

Durante todo este tiempo, de alguna manera las vidas que ha quitado por muy poco que sienta al hacerlo le fue causando unos cambios ligeros y muy perceptibles. Airon bajo la mirada, miró el agua y el reflejo de la misma mostró su rostro con una sensación muy diferente.

Airon se quitó la camiseta blanca empapada en sudor y dejó al descubierto sus musculosos músculos. Cogió la toalla del baño y empezó a limpiarse el cuerpo. Había varias cicatrices en su cuerpo, muchas de las cuales habían sido causadas por los abusos de su padre, recuerdos y marcas que le hacen recordar de dónde viene y lo que quiere.

Después de asearse, salió del baño, colgó la ropa sucia en na silla, luego sacó del armario un juego de ropa militar color negro que siempre utilizaba y comenzó a cambiarse, camino hacia la mesa donde estaban todas sus armas más su chaleco antibalas y comenzó a tomarlas en silencio.

Miró un aviso debajo de la puerta y luego se agachó para mirar lo que no se le informó en el momento, después de todos son muy pocos los que lo despiertan si no es nada grave, luego de recogerlo vio el contenido de la carta.
 
[Aviso: General Airon, como usted lo ordenó, está previsto que la señora Grimes tenga su parto hoy, los doctores ya están preparados para cuando llegue el momento de la operación.]

Al ver que aún era temprano, Airon se frotó los ojos mientras se sentaba en su cama y planeó recuperar un poco sus sentidos. Según se había previsto, Lori no podría tener a su hijo de forma natural, por lo que tendría que ser una cesárea.

Cuando supo las grandes diferencias de estos, muchos doctores afirmaron que Lori tenía suerte de que en la prisión había el equipo necesario para realizar esta cirugía, de lo contrario se estimaba que Lori moriría de no ser así.

En este momento, habían pasado muchos días desde que el brote del virus estalló en el mundo y era el momento en que las personas dejaron de ser confiables. Ahora, se tenía que tener una estricta vigilancia y todos los que lleguen a las bases de la comunidad S.C.T tendrán que respetar las reglas.

Todo esto comenzó desde que Airon fue atacado y herido por un grupo de personas que originalmente querían matarlo, y aunque quería de alguna manera salvarlos mientras les daba una lección, las cosas no salieron como lo pensaba por lo cual, decidió que había llegado el momento de ser un poco más duro.

The Walking Dead: Un nuevo comenzo en el fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora