ᴛʜʀᴇᴇ

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Las hermosas puertas dobles de color blanco se abrieron ante el, una sonrisa adorno su bello rostro antes de adentrarse a la habitación.

He entrado a la casa de la bruja... Bueno, de aquí todo puede ir bien pensó, tratando de no pensar que todo podría salir mal al haber hecho lo que hizo en el salón de banquetes.

Su excelencia, que inesperada visita es esta...” Madam Banela se levantó de su asiento, el hermoso vestido rojo con escote rectangular dejando al descubierto no solo sus hombros y clavículas, sino también el inició de sus senos.

Si él no supiera como era ella, lo que le hizo al cuerpo donde actual residía, y claro, sino fuera gay. Estaría treinta por cierto seguro que tendría una erección ante la atractiva vista que tenía de la bella mujer.

Madam, lamento venir sin previo aviso,  espero que eso no le moleste” Banela nego suavemente, y con una indicación invito al Gran Duque a tomar asiento frente a ella en el importado sillón.

“¿Y bien? Puedo intuir ciertamente que no está aquí solo para ver a la Rosa roja del emperador, o solo para tomar una taza de té...” la mujer dejo caer sus manos sobre su regazo, su mirada se convirtió en una afiliada.

Tiene toda la razón, Madam. Usted y yo sabemos que estamos aquí por mi propuesta que declare ante el ojo de la sociedad” Banela sonrió, soltando una risita burlesca.

Pero su excelencia, estoy segura que solo fue un pequeño juego de parte de usted, por lo que se, la princesa a confirmado que solo fue un acto de celos de parte de usted ante su Joyero, claramente mostrando su negación por la existencia de éste” el Duque agarro el té, tomo de ese sin importarle si tenía algún tipo de magia o poción que le hiciera daño a su organismo.

“Se equivoca Madam, La princesa está mintiendo, después de todo el Emperador a declarado que nuestro compromiso se a roto por los actos inmorales que cometió la princesa Ariana, y no solo digo la verdad con esto, sino también hablaba enserio sobre hacer al primer principe Bavilo de Secramise  mi esposo... claro si el está dispuesto, no deseo obligarlo por ningún medio” El Duque sonrió con toda la elegancia que tenía en su ser.

Banela por otro lado, pensaba en los pros y contras que esté matrimonio le traería.

Por un lado, tener al gran Duque que no solo tenía riquezas que superaban posiblemente al tesoro imperial, sino que había sido uno de los contribuyentes que había dado grandes escuadrones que se sumaban al ejercicio de Arbezela en la anterior guerra.

Su reputación había crecido de tal manera no solo por su atractivo aspecto, sino que varios nobles y señoritas pensaban que el Duque habia hecho bien en terminar con la princesa.

𝐓𝐘𝐏𝐄 𝐁𝐎𝐘     El Joyero de la PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora