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Raymond Amber era conocido como el soltero más codiciado de la alta sociedad de Galdeon, tal vez eran sus preciados rizos de oro que enloquecía a las damas, o su galante sonrisa la que las deslumbraban.
O su manera tan buena de hablar, no sabías si caer cautivado por sus palabras o por su belleza, era un juego doble dónde al final, cedias.
Y eso era lo que el le aburría, ser el dominante era un juego exitante para el, ¿Pero ser dominado? Era un éxtasis.
Cuando la princesa comenzó su joyero el se intrigo, ¿Una mujer de su poder coleccionado hombres? ¿Qué increíble sería controlarla?
Durante es tiempo se dió cuenta que ella no cedería, sería la mujer que lo obligaría a caer y estar bajo sus zapatos.
Después de todo la familia Amber tenía un extraño y placentero fetiche, ser dominados.
Era lo mismo con su padre, un hombre de negocios galante y fuerte que irradiaba poder por dónde lo miraras, pero ese poder no era nada a comparación aquel que tiene su madre. Su hermosa y bella madre de hebras doradas y brillantes ojos miel, de carácter tranquilo, pero las apariencias engañan.
Su padre, como era típico en los hombres, había pensando que podría conquistar muy fácilmente a la chica, pero eso no sucedió así, sin haberlo previsto su caída fue más fuerte que el de su madre.
Y que decir de su hermosa madre, Rainelle Blue de Amber, una mujer que era fuerte ante sus principios, astuta y muy inteligente.
Tristemente su madre había fallecido hace tiempo, eso ocasionó que tanto su padre como el sobreprotegieran a su hermana.
"¿Qué estás haciendo aquí?"
Pero su hermana no era una gentil flor que debía ser protegida en un invernadero, no. Era una maldita enredadera que te ahorcaba con sus raíces y espinas.
"Me duele tu indiferencia querida hermana"
"Raymond Amber, no me vengas con tus juegos" Rachel observó a su hermano con seriedad. "¿A qué venistes?"
"¿Un hermano no puede venir a ver cómo está su hermana?" La seriedad en el rostro de la joven le dió su respuesta, entonces dejo de lado su sonrisa amable y copio esa seriedad. "Te estás metiendo en una guerra que no te incumbe, puedes resultar herida Rachel si no te retiras."
"Ja, ¿Tu vienes a decirme eso?" Se burló la peli-verde.
"El Duque no es tan amable como crees y su hermana-"
"No te atrevas a terminar esa frase" Ella interrumpió abruptamente la frase de su hermano, este la observó con una sorpresa marcada en su rostro.
"Tu la amas" no fue una pregunta, fue una afirmación de parte de él. "¿Al menos sabes que planean? ¿Vas a luchar una batalla sin saber a qué te enfrentas en realidad?"
