Mahidevran llegó a los aposentos de la madre sultana, entró y se acercó a ella e hizo reverencia.
-Sultana, buenos días- dijo con una cálida sonrisa.
-Buenos días, querida. Siéntate a mi lado- sonrió y la castaña obedeció -Te noto muy feliz, ¿a qué se debe?
-Es solo que es un día hermoso para estar feliz- comentó. No iba a contar la verdadera razón por la cual estaba así.
-Tienes razón, ¿quieres ir al jardín? Ve por Mustafá.
-Está bien, sultana. Ya regreso- fue por su hijo.
Regresó con él y luego salieron al jardín. Las criadas las estaban esperando con todo preparado, se sentaron, la madre sultana en el trono y Mahidevran en un almohadón junto a Mustafá.
Estuvieron hablando de cosas del harén y demás cosas. Unas horas después volvieron al palacio, Mahidevran volvió a sus aposentos y pidió algo para comer porque tenía hambre.
Por otro lado, Hürrem estaba impaciente por saber si le había llegado la carta a Mahidevran; pasaron varias horas desde que le dijo a Sümbül que se la entregase y no había vuelto con noticias.
Daba vueltas por sus aposentos hasta que sintió que abrieron la puerta; el que abrió fue Sümbül. Se alivió al verlo y se acercó a él.
-Al fin, Sümbül. Te estaba esperando, ¿por qué tardaste tanto?- preguntó.
-Lo siento, sultana- bajó la mirada.
-Bueno, no pasa nada. ¿Qué pasó con la carta? ¿Ya se la entregaron?
-Sí, mi sultana, ya se la entregaron- sonrió.
Hürrem soltó un suspiro.
-Allah, espero que le haya gustado...
-Claro que sí, sultana. Es obvio que le gustará, estoy seguro.
-Espero que sí- suspiró -Iré a ver a la sultana Hatice a su palacio y llevaré a Mihrimah. Prepara mi carruaje- dijo y fue por su hija.
Al estar listo el carruaje, subieron en él y partieron hacia el palacio de Hatice.
Al llegar, entraron y fueron hacia el salón: allí vieron a Hatice con su hijo Mehmed en sus brazos; hicieron reverencia hacia ella.
-Sultana- dijo la pelirroja y sonrió.
-Hürrem, Mihrimah, bienvenidas. Vengan- dijo sonriendo.
Ellas se acercaron y se sentaron a su lado, la pelirroja la miró.
-¿Puedo cargarlo?
-Sí, claro- le entregó al bebé.
Hürrem lo recibió con una sonrisa, le dio un beso en la frente y acarició su pequeña mejilla, Hatice miró a su sobrina.
-Mihrimah, ven con tu tía- extendió sus brazos, la pequeña se acercó y la abrazó.
-¿Ibrahim, sultana?- preguntó la pelirroja.
-Está en el palacio.
-Oh, no sabía...
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Por otro lado, Mahidevran estaba en sus aposentos algo aburrida, pensó un poco y decidió ir a visitar a Hatice.
Le dijo a Gülsah que le dijera a los guardias que prepararan el carruaje. Al estar listo, partió hacia el palacio.
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-Sultana, ya nos vamos. Mañana vendremos a visitarla- dijo levantándose del sofá.
-No hace falta, iré mañana al palacio con Mehmed- sonrió.
Hürrem asintió y miró a su hija.
-Mihrimah, vamos- hicieron reverencia, se dieron vuelta y vieron a Mahidevran entrar.
Hürrem sonrió, la castaña se acercó e hizo reverencia.
-Sultana- dijo con una sonrisa.
-Bienvenida, Mahidevran.
La castaña miró a Hürrem.
-¿Ya te vas, Hürrem?- preguntó.
-Eh... sí, ya me voy.
-Quédate un rato más, así después volvamos al palacio juntas- sonrió.
-Está bien- se sentaron de nuevo en el sofá.
Estuvieron hablando y, cuando la tarde se hizo presente, se despidieron de Hatice y las tres regresaron al palacio.
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M: 10/06/24