Pasaron unos días. Hatice no había recibido noticias importantes desde que le dijo a su guardia que siguiera a Mahidevran, solo le había dicho que ella se juntaba mucho con Hürrem, casi todos los días y que no hacía nada más que eso. Le dijo a Mert que no dejara de seguirla y que la mantuviera informada siempre de lo que descubría.
Le pareció un poco extraño el hecho de que se viera tan seguido con Hürrem. Sí, ella sabía que eran amigas, pero estar tanto tiempo juntas era raro para ella.
<<¿Y si esa mujer es Hürrem...?>>
Ese pensamiento de que Hürrem podría estar detrás de todo esto se le cruzó por la mente.
<<No, no puede ser, Hürrem sería incapaz de traicionar a Süleyman. Hatice, no pienses en esa posibilidad, solo son muy buenas amigas, nada más>>
Esos pensamientos se esfumaron y siguió con lo que estaba haciendo.
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Hürrem se encontraba en los aposentos de la castaña, estaban sentadas en el diván.
-Hürrem... ese día te dije que debía decirte algo importante... Y no te lo dije, te lo diré después de tres meses- rió y Hürrem le dio un beso.
-Dímelo- la miró fijamente.
-Bueno, mmm, la sultana Hatice... ella se enteró de las cartas un día antes de que yo fuera al palacio y las encontrara a ustedes allí- dijo -Justo ese día discutimos... Bueno, ella discutió conmigo. Empezó a gritarme un montón de cosas, me reclamó que estaba faltándole el respeto a Süleyman, y me dijo que tenía que poner fin a eso o iba a hablar con él. No pude contestarle porque se fue y yo empecé a llorar.
-Mi amor...- la abrazó.
-Al día siguiente fui, pero no para ponerle fin, sino que fui para conocer a esa persona y justo estaba ella ahí.
-Por eso ese día te sacó afuera.
-Sí, me sacó afuera para reclamarme porqué estaba ahí. Le dije que era para poner fin a todo, pero era mentira...- se separó del abrazo - Creyó todo muy bien porque no me ha vuelto a preguntar nada y a reclamarme nada- sonrió un poco.
-A mí también se me había cruzado por la cabeza que la sultana ya sabía sobre esto por la forma en la que te trató, me reclamé a mi misma por no darme cuenta de que alguien podría descubrir las cartas- soltó un suspiro -Bueno, ya no pensemos en esto, la sultana no sabe que soy yo y capaz que ya se haya olvidado de eso... como ya sabes, es algo... olvidadiza- rió haciendo que Mahidevran también riera.
La castaña le robó un beso y luego la miró fijamente.
-Mañana iremos al palacio de mármol- dijo Hürrem.
-Está bien... ya quiero que sea mañana...
Hürrem sonrió y la besó.
-Te esperaré en la entrada del palacio así nos vamos juntas.
Mahidevran asintió.
-Nos vemos mañana, descansa. Te amo...- dijo la pelirroja, y antes de irse le dio un último beso.
-Yo también te amo...
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Ya era de mañana. Hürrem se levantó muy temprano a alistarse para su amada, le tenía preparado un regalo especial. Para esta ocasión, usó un vestido de color morado, su color favorito; una pequeña corona que combinaba, un caftán que también combinaba, unos pequeños aretes de esmeraldas y un collar del mismo diseño, se puso un poco de perfume. Dejó a sus hijos al cuidado de su criada, y cuando estuvo lista salió directo a la entrada del palacio.