Capitulo 3

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Jiang Cheng sentía un tremendo ardor en el pecho, no sabía si era debido a sus propias dolencias emocionales apaleando su cuerpo o a la aterradora brisa cortante a su espalda. Esa que está derribando árboles a diestra y siniestra.

Lan WangJi... ¡¿cuánta jodida energía tiene?!

Han estado corriendo por el bosque como pobres cervatillos evitando a este salvaje león con piel de cordero, ¡a este paso va a destruir un bosque entero!

¿Acaso los de Gusu no tienen respeto por la naturaleza? A buen momento, el feroz líder de secta se encontró deseando que todas sus fantasías sobre los Lan fuesen verdad.

Él creía que eran generalmente pacíficos, si estaban frente a un camino de hormigas, preferirían dar un enorme rodeo antes que pisotearlas. Si extendían una mano, las mariposas se posarían en sus dedos... perfeccionando así la imagen de un caballero puro que es amado por la naturaleza.

La verdad, era una mera suposición burlesca que tenía sobre estos hombres tranquilos de elegante apariencia. Y en un solo día, ha logrado conocer el lado salvaje de los dos gemelos de Gusu, ¡quién lo diría!

Limpiando el sudor de su frente y resoplando por centésima vez, Jiang Cheng escuchó el corte de Bichen a su espalda; su cuerpo se tambaleó y puso más presión en la cintura del caballero de blanco que supuestamente se ha "robado".

No tiene el debido tiempo para mirarlo: el atractivo rostro de perfil de Lan XiChen parece no sufrir de los maltratos del galope del caballo y del viento. Sus párpados caen con cierta lentitud, de sus labios delgados escapa un suspiro.

Pero en cuanto siente que la presión de la mano de Jiang Cheng es más fuerte, su cuerpo se sobresalta. Los oídos blancos adquieren un rubor ligero, las suaves cejas se contraen y en sus ojos aparece el pequeñísimo pánico.

Lan XiChen está intentando pensar que no está en ese lugar, el líder de secta Jiang definitivamente no está tocando un lugar tan íntimo. Los pensamientos de este hombre de blanco se arremolinan creando nuevas dudas, está lidiando con algo nuevo y no sabe cómo proceder sin recurrir a la violencia.

Ajeno a todo esto, Jiang Cheng lidiaba con sus propias preocupaciones del momento. Ya molesto por tantas veces que tuvo que esquivar el ataque de Bichen, escapando como una presa, giró la cabeza lleno de quejas, hacia el hombre que cabalga a su lado.

—¿Cuánto tiempo estás pensando reír como loco y jugar con esa maldita flauta? ¡Encárgate de Lan WangJi!

El Patriarca de Yiling estaba sonriendo, girando la flauta entre sus dedos mientras inclinaba su cuerpo un poco hacia atrás, disfrutando de sol y los vientos de corte de Bichen. Su piel es algo pálida, lleva el cabello medio suelto, los ojos oscuros son una mezcla de travesura y frialdad. No se le ve la misma juventud vivaz de siempre, está en su época donde tiene emociones volátiles, bastante complejas.

Una suerte que Jiang Cheng no sea una persona fácilmente intimidada, ni siquiera le importaba estar cabalgando junto al temible Patriarca de Yiling; para él, sigue siendo su estúpido hermano de secta. El idiota que lo mete en problemas y el responsable de muchos rencores viejos en su corazón.

Ahora mismo, al verlo reír en una situación tan peligrosa, le hierve la sangre y se olvida de todo, hablándole como en el pasado:

—¡Wei WuXian, deja de reír! ¡Maldita sea!

¿Cómo puede reírse de esta persecución? Al menos, Jiang Cheng no lo entendía.

Wei WuXian se enderezó en el caballo, inclinando el cuerpo, miraba de reojo al azorado Zewu-Jun, luego a su nervioso shidi. Se encogió de hombros y dijo con una voz profunda:

Capturando a la Belleza [ChengXi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora