Capitulo 12

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La voz de Lan XiChen casi se perdía entre las dispersas respiraciones, aquellos ruidos nocturnos lejanos e indistinguibles.

Para Jiang Cheng, esto fue muestra del calor desbordante de su cuerpo; recibiendo los efímeros pero tersos besos a sus nudillos, no supo cómo reaccionar.

La voz ya se le había perdido entre las respiraciones entrecortadas. No podía ver más allá de sombras sobre sombras más oscuras, sus ojos ardían pero las voces aquejando su cabeza se habían alejado; ahora lo único ocupando toda la atención eran esos labios...

¡¿Cómo podían ser tan suaves los labios de otro hombre?!

Tampoco es que fuese algo tan insólito, pues solía pensar con cierto sarcasmo que los Lan eran tan perfectos que su belleza competiría incluso con las damas más hermosas de éstas tierras. Pero aún así, ¡son demasiado suaves! ¡Escapan de su imaginación!

Aún peor fue aquel pensamiento que se negaba a aceptar por completo: ¡Era jodidamente agradable!

Jiang Cheng luchó contra sí mismo por dentro y por fuera se dejó besar desde los nudillos hasta la palma de su mano. Los labios suaves de durazno rozaban su piel con un calor tentador, poco antes de posarse con besos húmedos entres los dedos.

Pasando de la humedad al calor, sus sentidos se descontrolaban.

No pudo tolerar estar siendo capturado por esta belleza de blanco, así que protestó removiéndose en la cama, tirando de las sábanas con su mano libre.

—Líder de secta Jiang...

—¡No me llames así!— Jiang Cheng interrumpió, aquella voz clara llamándolo como si lo deseara, ¡lo enloquece!

—Oh, entonces, te llamaré...— un cálido aliento le cosquilleo en el oído, para su suerte, esa voz llegó hasta la profundo de su mente. —¿Jiang WanYin?

Se quedó petrificado, con un calor ascendente que le cubrió el rostro.

¡No! ¿Por qué demonios lo estaba llamando con tanta familiaridad este hombre?

Lo que había querido decir antes es que no se atreviera a llamarlo de ninguna manera, pero aquel afable e ingenuo líder de Gusu Lan, entendió que debería modificar su manera de llamarlo.

¡¿Podría ser más extraña esta situación?!

Sí, por supuesto que era posible.

Pues Jiang Cheng sentía su pulso rebotar contra su pecho de manera descontrolada y sintió un estremecimiento por todo el cuerpo. La manera en que lo había llamado, tan bajo, como un secreto que permanece en su interior, había logrado hacerlo reaccionar de una extrañísima manera. Siente calor, como millones de plumas de aves rozándole cada extensión de piel y se le entumecen las piernas.

Un poderoso cosquilleo ha logrado derribar parte de las duras defensas en su corazón, al mismo tiempo, le incomodaba esta nueva experiencia a la que no sabe enfrentarse.

Parece indefenso para recibir cualquier cosa de aquel caballero de blanco del cual ya no sabe qué impresión tener.

De haber tenido la capacidad, sus ojos se hubiesen buscado inquisitivamente en la oscuridad como había sucedido varias veces en esa habitación; habría logrado percibir algo del fuerte sentimiento naciente en los ojos del gentil tono avellana.

Quizás habría notado el cambio de emoción en el primer jade, probablemente tendría pistas o una leve sospecha del verdadero motivo de estos besos.

Lan XiChen podía sentir su cuerpo siendo poseído por el innombrable sentimiento, observando muy de cerca el rostro de Sandu Shengshou; de pronto ya no pensaba en si era una joven promesa del mundo del cultivo con el que siente compromiso de ayudar o un hombre de carácter fuerte con el que jamás podría congeniar; a través de sus ojos se ha vuelto una ilusión, una tentación que no puede frenar.

Capturando a la Belleza [ChengXi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora