Capitulo 8

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El dosel cayó por los costados de la cama, protegiéndose de la brillantez del día, del inexistente decoro entre los dos líderes de secta. En la calma de un ambiente rutinario, nadie podría imaginar que los aposentos del venerable líder de la secta demoníaca, eran ocupados en medio de actos insaciables.

Por las esquinas la luz de las velas apenas sobrevivían, pues estuvieron encendidas toda una noche y parte del día. Mientras flota el aroma almizclado del incienso colocado por las instrucciones de alguien.

Dos cuerpos giraban por la cama, respirando y suspirando, sus pechos se extendían ante el goce inexplicable; luchando por sujetar al otro, dominarlo desde arriba; este era un enfrentamiento bastante extraño donde ninguno quería ceder, pero tampoco buscaban una victoria.

¿Qué podrían ganar salvo un momento más incómodo?

Llegó un instante donde los cuerpos se presionaron con un balanceo retador, el dosel se agitó casi amenazando con arrebatarles su imprevista privacidad. Los labios jugaron una danza caótica, resonaron gemidos y suspiros llenos de protestas ahogadas.

Tumbando a su acompañante, una nueva ráfaga de escalofríos se esparció por toda la espalda de Jiang Cheng, en conjunción, unos dedos largos y tersos treparon por sus brazos y los atraparon por los hombros. Cerró los ojos por un brevísimo instante, negándose a aceptar la tentación carnal.

Protestó empujando el pecho fuerte cubierto por túnicas que le pertenecían, renuente a seguir el raro enfrentamiento de caricias exquisitas.

Las dos bocas al fin fueron liberadas, después de ese contacto, quedaba el rastro de un calor vibrante y la humedad que lleva el sabor del otro.

Jiang Cheng primero toco sus propios labios, limpiándolos con un arrebato de ira contra él mismo. Porque ha cedido por un instante, sintió sus propios labios moviéndose sobre aquellos de color durazno...

Agitado, dirigió la mirada acusadora hacia el que estaba debajo de él, siendo instantáneamente atraído por esas boca jadeante. Lan XiChen había cerrado los ojos, mordiéndose los labios, intentaba acatar su deseo de quedarse en silencio.

El resoplido de Jiang Cheng logró sacarlo de su concentración, abrió los ojos con lentitud y sus miradas se encontraron finalmente.

Cualquiera estaría extasiado de la belleza excepcional del hombre que ese líder de secta ha derribado sobre la cama, apresándolo entre sus muslos pero sin sentarse encima.

Ese cuerpo de marfil brilla por las gotas de sudor perlado resbalando desde su delgado cuello hasta los recónditos lugares bajo sus túnicas; ahí donde puede verse los trazos de sus clavículas o esos hombros fuertes, que sorprendentemente pueden ser sometidos con la delicadeza de un empuje suyo.

Jiang Cheng ladeó la cabeza para apartar la mirada, aunque ya era tarde y se grabó bien esa imagen.

Lan XiChen se apoyó sobre sus codos, elevando la mitad superior de su cuerpo; dejándose llevar por alguna determinación, extendió la mano para sujetarlo de las túnicas y lo acercó. Los labios volvieron a tocarse con una fuerza de choque que les hizo doler los dientes, estallando en un desbordante cosquilleo ardiente.

Lento y con delicada torpeza, aquel jade comenzó a mover sus labios sobre los ajenos. Dejó de ser un simple contacto de labios, transformándose en una suavísima caricia calurosa, con el ruido acuoso de acompañamiento.

Contrariadamente al beso, entre sus cuerpos se desataba una lucha continua. Así que mientras Jiang Cheng presionaba con fuerza los hombros de Lan XiChen contra la cama; este jade tiraba de su ropa para evitar que se alejara; la convulsión de sus cuerpos ante el placer incomprendido, a veces dejaba a uno de ellos sin fuerza.

Capturando a la Belleza [ChengXi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora