Ante la puesta del sol de un rojo escarlata hundiéndose al horizonte, se acentuaba la noche misma. Una oscuridad cubriendo las montañas en sombras, las trémulas luces de las estrellas eran insuficientes; todos los colores parecían haber sido devorados en una interminable mancha de tinta.
Esta era una oscuridad profunda, como si se entrase a la boca de un lobo salvaje... o en este caso, hacia las fauces de los grotescos ghouls (demonios o espíritus crueles), con piel ceniza y ojos brillantes que aguardaban entre los árboles.
Los gritos desgarradores rompieron la melodía nocturna de quietud. Hombres huían a pasos apresurados, a ciegas y en pánico, pocos pudieron escapar de estos seres que se enredaban a sus extremidades para mordisquear con avidez los trozos de hueso con carne.
Esta parte del bosque fue el lienzo de la sangre y los gritos, de las muertes de cultivadores debido al desangramiento o el horror.
Los pocos afortunados, se encontraban heridos, presas del terror. Ahora lo sabían, han cometido un terrible error al encarar a los dos cultivadores demoníacos.
Era cuando la luna menguante colgaba por los cielos, los nubarrones espesos se posaban sobre los bosques llenos de incontables pinos, cuando había mayor oscuridad rodeando los lagos de Yunmeng Jiang; ese era el momento elegido por los cultivadores de diferentes sectas para aventurarse hacia los territorios de la secta demoníaca, con el objetivo de atacar sorpresivamente al Embarcadero de Loto.
Tenían la esperanza de acabar con las dos principales amenazas que se ciernen sobre la paz del mundo del cultivo.
¡Sandu Shengshou y el Patriarca de Yiling!
Las grandes sectas solamente se atreverían a enviar pequeños grupos anónimos, sin usar ningún uniforme que distinga de dónde provienen; como asesinos destinados a acabar con las dos amenazas.
Estos hombres proclamaban venir en nombre de la justicia y la paz, pero siempre creaban disturbios y eran muy capaces de acabar con cualquier persona, sea hombre, mujer o niño; involucrado con la secta Yunmeng Jiang.
Es así que, el pequeño grupo sobreviviente de la masacre de ghouls, se prepararon para retirarse hacia el pueblo más cercano.
-Si no podemos llegar a su secta, ¡las personas bajo su protección sufrirán las consecuencias!
-¡Sí! Los que permanecen cerca de esa secta demoníaca, ¡también son traidores!
-¡Vamos a incendiar esos pueblos! Yunmeng Jiang tendrá que dar la cara tarde o temprano.
Los hombres empezaron a planear su último ataque, estaban llenos de rabia al ver a sus pobres compañeros siendo mordisqueados por los ghouls de ojos brillantes, esos mismos que mostraban sus dientes y garras ensangrentados.
En aquel momento, la luna se posaba justo arriba con una luminiscencia tan escasa que los hombres tuvieron que encender antorchas. A pocos metros del bosque, se apreciaba el inicio del vasto lago de Yunmeng, el reflejo del agua era turbio. Su superficie onduló de pronto, con el movimiento del viento que produjeron dos hombres bajando de una sola espada.
No se molestaron siquiera en ser silenciosos, les acompañaba el estridente ruido de una flauta; la melodía era hermosa pero escalofriante. Semejante a un silbido prolongado que rompe los vientos, llega a cualquier rincón del bosque.
Los cultivadores se estremecieron con un sentimiento de peligro, la sensación opresiva de escuchar esos pasos acercándose a ellos, mientras agitaban las antorchas intentando buscar, era simplemente desesperante.
En la espesura de oscuridad, entre los bosques y el lago turbio, hojas crujieron con pisadas.
Cuatro pisadas, seis, doce... más cerca, más apresurado. Entonces la melodía de la flauta se detuvo abruptamente, con las risas de los ghouls femeninos por detrás; este grupo de cultivadores apuntaron sus antorchas hacia el lugar donde una intensa energía siniestra se concentraba.
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Capturando a la Belleza [ChengXi]
Fiksi PenggemarDespués de la muerte de Jin GuangYao, la paz ha regresado a las sectas. Jiang Cheng se fue a dormir maldiciendo su futura vida de soledad, pero el lugar donde despertó parece... ¿algo anda mal? Tan pronto como parpadeó pudo ver el ejército de cultiv...