20- Problema

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Hola!! Hubo un problema y subí el 21 antes del 20, perdonen.
Subo este y ahora vuelvo a subir el 21 :(

Bianca Otamendi

Al día siguiente.

-Te dije que eso para mí no fue un error- me repitió.
-¿Cómo no Enzo? Yo estoy con Julián.
-¿Y?
-Que está mal lo que pasó, es tu mejor amigo.

Nos encontramos los dos solos en una especie de plaza un poco lejos del hotel. Vinimos a hablar de lo ocurrido para aclarar bien todo.

-Bianca yo me re enamoré de vos- habló rápido y nervioso.
-¿Que?

No había esperado para nada que diga eso.

<¿Enamorado de mí? No puede ser>

-Si Bianca. Me enamoré de vos y es horrible.
-No podes estar enamorado de mí. Yo estoy con Julián- dije confundida.
-Ya lo sé- parecía enojado -pelotudo no soy. Yo sé que estás con el y que según vos lo amas.
-¿Según yo?- me había sentido atacada.
-Dos veces lo cagaste, y las dos fue conmigo ¿Me vas a decir que estás enamorada?- se rió sarcásticamente.
-No fueron dos veces. La primera el y yo estábamos separados.
-No estaban separados, dejá de autoconvencerte de que lo amas Bianca.

Había empezado como una charla tranquila y ahora estábamos discutiendo. No me gusta discutir con el, es mí mejor amigo.

<Mejor amigo...>

Discutimos un rato hasta que nos dimos cuánta que así no íbamos a llegar a nada.

-Dale, vamos al hotel- se paró del banquito en el que estábamos.
-Recien nos estábamos gritando y ahora querés que vayamos juntos al hotel ¿Quien te entiende?
-Lo hago porque me importas y no quiero que te pase nada Bianca.
-Ajá- me paré.

Empezamos a caminar en completo silencio. Mí vista se encontraba fija en el piso.

<No puedo gustarle. Yo estoy feliz con Julián ¿No? Además el está pasando un momento complicado por la salud de su tío, no quiero sumarle una preocupación más, no la necesita. Entre el mundial, su familia y su carrera aparte de la selección ya está muy cargado>

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la mano de Enzo tomando suavemente la mía.

Rápidamente lo miré, tenía la vista fija al frente, miré y estábamos a punto de cruzar una avenida.

Volví a mirarlo. Su semblante demostraba enojo, si mandíbula apretada y su seño fruncido me dejaban saber que ésta situación noble gustaba nada.

Cuando no venía ningún auto cruzamos y al llegar a otro lado soltó mí mano.

<Enojado y todo se preocupa por mí... ¿Julián haría eso?>

Me autoreproche por haber pensado eso. Cuando llegamos al hotel, sin decir ni una palabra nos dirigimos al ascensor. Yo iba a seguir derecho para tomar las escaleras. El me agarró de la muñeca y me metió al ascensor.

Puso el piso 8.

Lo miré, el no me miraba, parecía que luchaba con sigo mismo para no hacerlo.

Las puertas se abrieron y en ese momento tomé una desición.

Le agarré la muñeca a Enzo y lo arrastré a mí habitación.

-¿Que?- dijo el mientras lo llevaba a la fuerza.

Una vez logré meterlo adentro cerré la puerta.

-Basta- hablé.

El solo me miró confundido.

-Nosotros no hacemos esto, Enzo. No peleamos.
-No hasta que decidiste cagar a Julián conmigo y ahora te querés hacer la otra.
-Basta. Me dejé llevar por la bronca del momento porque me dejó plantada- me excusé.
-¿Ah si? ¿O sea que vos cada vez que te vas a dormir no pensas en mí?- me preguntó.

No sé en qué momento empezó a acercarse a mí. Retrocedí unos pasos pero el seguía acercándose.

-Respondé Bian.

Tragué en seco.

-¿Vos no? Porque yo si- terminó acorralandome contra la puerta.

Mí respiración era más agitada de lo normal, mí corazón se había acelerado por la cercanía de su cuerpo y el mío. Sentía la necesidad de pegarme a el, de besarlo.

-Yo, cada noche, me acuesto y cierro los ojos ¿Y sabes que pasa por mí cabeza?- con sus dedos puso un mechón de pelo detrás de mí oreja.
-No- susurré.
-Tus gemidos- me miró a los ojos.

Sentí como mí cuerpo se calentaba, en especial mis cachetes, probablemente me puse roja.

-Se me vuelve a la cabeza como gritabas mí nombre y me pedías más- su dedo índice hacia un recocido desde el lóbulo de mí oreja trazando la línea de mí mandíbula.

Puse mí mano en su muñeca decidida a alejarlo, pero cometí un error, lo miré a los ojos.

Esos ojos marrones que a simple vista son iguales a muchos otros, pero no, tienen algo especial. Algo que muchas otras miradas no tienen ¿Que es?

Suspiré, el hizo lo mismo, sentí su aliento llegar hasta mí cara, la distancia era poca y la tensión mucha. Acercó más su cara a la mía.

Nuestros labios están a punto de rozarse, pero a propósito no lo hacen. El empieza a mover su cabeza haciendo el amague de besarme. Está a nada de volverme loca.

-¿Vos no pensas en como te gustó lo que pasó entre nosotros? Porque aunque me digas que no, yo sé que te encantó- susurró.

Su vista estaba fija en mis labios, podía sentirlo. Yo había cerrado los ojos, no aguantaba la situación, quería alejarlo pero mí cuerpo no reaccionaba.

-Tenerte abajo mío, encima, ver tu cuerpo desnudo. Me tenés mal Bianca.

Sus labios rozaron por una milésima de segundo los míos.

En un impulso, tal vez de locura o tal vez de cordura, llevé mis dos manos a su nuca y lo atraje a mí.

-Pienso en vos cogiéndome cada puta vez que te veo Fernández- corté la distancia y lo besé.

Sus manos viajaron a mí cintura y la apretó haciendo que pegue mí torso al suyo.

-Julian, lo siento mucho pero ésta noche me toca a mí- caminó hasta la cama y se tiró de espaldas.

Caí encima de él y me reí sobre sus labios.

-Para loco- volví a besarlo -estoy en mis días, creo, no sé me sangró ayer pero hoy no- murmuré.
-Yo no solo quiero sexo con vos Bianca, si me dejas dormir acá y darte un par de besos te juro que no te jodo más.

Sonreí.

-Jodeme toda la vida si querés pupu- y volví a unir nuestros labios.

Si Tu Marido No Te Quiere (Enzo, Julián y vos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora