26- sentirse viva

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Bianca Otamendi

Mí cabeza estaba en modo actualización de windows, podía ver las caras de la gente a mí alrededor. Podía verlo, le podía ver la cara a Enzo.

Una sonrisa se formó en mí rostro mirando fijamente el suyo, repasando sus facciones.

Enzo frunció el seño pero pareció notar todo con una sola mirada.

-Bian- hizo una pausa -¿Me ves?

Mí corazón se aceleró. Sentir que mí vida volvía a comenzar y que mí me ojos estaban viendo su cara me emocionó mucho.

-Si- susurré.

Enzo se levantó de la silla de ruedas y fue directo a abrazarme.

-Señor Fernández tenga cuidado- pidió el enfermero.

Me aferré al cuerpo de Enzo y las lágrimas corrieron desde mís ojos hasta perderse en la bata de hospital que el llevaba puesta.

-Te veo Enzo- murmuré.

Dejó un beso en mí cabeza y volvió a abrazarme.

•••

Vários minutos después Enzo estaba acostado en la camilla y yo sentada a los pies de la misma mirándolo con una sonrisa. Si bien volver a ver caras no deshacía lo horrible que viví este último tiempo, lo hacía más llevadero.

-¿Pero estás bien?- pregunté preocupada.
-Si, es una fractura chica nomás- explicó mirando el yeso en su brazo izquierdo -me alegra demasiado que me veas.

Sonreí aún más.

-A mí me alegra mucho verte.

4 días después

Había logrado convencer al terco de Enzo en que venga a quedarse en mí casa unos días tras el accidente, me sentía algo culpable, y además no debe ser fácil manejarse solo con un yeso en el brazo.

Julián también se estuvo quedando estos días, lo cual notaba que ponía incómodo a Enzo varias veces al día, pero la realidad era que poco y nada le importaba a final del día porque Julián solo iba a casa a almorzar y cenar.

En solo dos semanas los dos hombres deberían volver a sus vidas de futbolistas. Enzo a Portugal, y Julián a Londres, dónde yo iría con el.

Nos encontrabamos en la mesa comiendo fideos con crema y carne al horno, a pedido de Enzo.

-Entonces me fijé y no estaba por ningún lado- me reí a mitad de la anécdota.

Miré a Julián y noté su mirada pérdida en la cocina. No me estaba escuchando. Mí semblante decayó notablemente.

-¿Pero donde estaba?- preguntó Enzo atento.

Lo miré y podría jurar que mí vista se iluminó. El siempre me escuchaba.

-Adentro del lavar ropa- sonreí.
-¿Que?- se rió -¿Cómo se metió ahí?
-La verdad es que maní siempre fue un gato muy escurridizo.

Enzo sonrió genuinamente contagiandome su acción.

-Termine, ya me voy- habló Julián.

Lo miré rompiendo el contacto visual con Enzo.

-¿Por qué tan apurado?
-Quedé con los pibes.
-¿Que pibes?- pregunté.
-Te gusta joder ¿No?- se rió, a mí no me causó gracia -Con Enzo Pérez y Beltrán. Acá Enzito estaba invitado pero dijo que le dolía el brazo así que no iba.

Me gire a mirar preocupada a Enzo por el estado de su fractura. Pero rápidamente noté como su mirada tajante observaba a Julián fijamente. El estaba mintiendo.

Suspiré y miré a Julián.

-Está bien, tené cuidado- murmuré.

El castaño sonrió y dejó un beso en mí boca antes de saludar a Enzo con la mano.

-Espero que se te pase el dolor amigo.

Y salió de la casa.

Suspiré nuevamente y cerré mis ojos fuertemente.

-Yo la verdad no entiendo.

Lo miré seria, quería contener lo más posible mis ganas de llorar.

-Sabes que te miente Bian- susurró.
-Si, lo sé.
-¿Entonces que estás esperando? Dejalo- se paró de la silla.
-No es tan fácil.

Mí armadura de dureza se iba cayendo de a poco.

-Si que lo es. Tenés que escuchar tu corazón Bianca.
-Mi corazón me dice que va a cambiar.

Soltó una risa sin gracia.

-¿Vos de verdad pensas que va a ser así? ¿Que esperas de el?
-Que cuando volvamos a Inglaterra se termine todo- susurré -que vuelva a ser como antes.
-¿Pensas que va a pasar?
-Alla no existe Emilia.

La primera lágrima se escapó de mí ojo izquierdo.

-Entendelo Bianca. No te caga porque ama a alguien más, te caga porque no te ama a vos, es así de simple- habló abruptamente.

Me sorprendió su tono. Nunca había sido tan duro en su forma de decirme las cosas y la verdad es que me tomó de imprevisto.

Las lágrimas empezaron a correr por mí cara.

-No te enojes- pedí en un susurró.

Tape mí cara con ambas manos.

Escuché un suspiro y seguido de eso sentí su calor corporal rodearme en un abrazo fuerte, como si intentara que mis piezas se mantengan unidas.

-No me enojo linda, solamente me molesta que no te valores y estés con un idiota como el teniéndome a mí a tus pies- ésta vez uso un tono suave.

Mí corazón dió un saltito por lo que dijo.

No soy ninguna boluda, se lo que el siente por mí, y se lo que yo siento por el. Pero de saberlo a aceptarlo hay un camino largo que me aterra recorrer.

-No te vayas a Londres con el- pidió en un susurro.
-Enzo- respondí de la misma manera.
-Por favor Bian, vení conmigo, y con tu hermano, sabes que los dos vamos a estar siempre para vos.

Se separó del abrazo para tomar mí cara con su mano derecha y mirarme directo a los ojos. Su mirada parecía penetrar más allá de mis pupilas y llegar hasta lo más profundo de mí alma. Solo el me miraba así.

-Enzo- volví a susurrar.
-Bianca- pidió.

Negué con la cabeza y me fue inevitable mirar sus labios entreabiertos que parecían saborear el susurró que emitió con mí nombre.

-No me hagas ésto- pedí -no nos hagamos ésto.
-Es inevitable.

Y dicho eso unió sus labios a los míos.

Haciendo que vuelva a caer.
Que caiga en esa sensación de locura que se apoderaba de mí cada vez que tenía contacto con el.
Haciendo que algo dentro de mí se encienda.

Haciendo que me sienta viva.

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UHHHHHH DIOS NO ME HABIA DADO CUENTA LO QUE EXTRAÑABA ESCRIBIR ÉSTO

Acá un pequeño regalo de viernes por parte de la autora.

Se que abandone completamente la historia por meses y la verdad es que no tengo una explicación o excusa clara para defenderme. Les pido disculpas.

Gracias por la paciencia. Prometo intentar actualizar más seguido ❤️❤️

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⏰ Última actualización: Jul 29, 2023 ⏰

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Si Tu Marido No Te Quiere (Enzo, Julián y vos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora